Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación

166 – Opinión pública contemporánea tas para ejercer esta dominación. Lo preocupante y el desafío que conlleva este tema es la naturalización y normalización de estas conductas por parte de los y las jóvenes y de los adultos. En este contexto, las expresiones de naturalización y normalización se refieren a cuando por parte de los individuos, grupos familiares, contextos so- ciales y en la sociedad existe una suerte de acostumbramiento a dicha violencia y se minimiza o se le resta importancia como si fuese algo normal. Es decir, la violencia es percibida y asimilada como parte de la cotidianidad, por tanto reiterada e integrada al orden social. Esto implica que muchas de sus manifestaciones no se reconozcan y/o se toleren como algo menor. Como se contempla, un noviazgo que contenga violencia es el inicio de una posible futura relación adulta inserta en dinámicas que perpetúan agresiones y mal- trato. Ejemplos de estas primeras manifestaciones identificadas en relaciones jóve- nes abundan: celos descontrolados, faltas de respeto, garabatos para humillar, gritos, exigir las claves u obligar a subir fotos en redes sociales digitales como muestra de amor y confianza, controlar los horarios o las salidas, controlar las amistades, la for- ma en que la pareja se viste, golpear las paredes o puertas para intimidar o desaho- garse, revisar el celular sin permiso o exigir revisarlo, entre otras demostraciones y/o malas prácticas. Estas situaciones son las que, muchas veces, están naturalizadas y son poco reconocidas por parte de los y las jóvenes, e incluso, por parte de los pro- pios adultos responsables de ellos. Una investigación sobre este fenómeno realizada en Argentina muestra que la mayoría de las mujeres que sufrieron violencia por parte de sus parejas reconocen se- ñales de malos tratos ya desde sus noviazgos, pero que en esos momentos iniciales de la relación amorosa no pudieron interpretarlos como tales (TRAMA & IADEPP, 2014). Dichos malos tratos de baja o media intensidad, que se ven normalizados por la persona agredida y su círculo social más cercano, pasarían con los años a dar paso a una violencia explícita, permanente y cada vez más grave. Así, el estudio señala que una vez que la violencia se instala como dinámica permanente del vínculo afectivo es cada vez más difícil salir de ella sin la intervención de personas externas con pre- paración profesional, tales como servicios sociales especializados, servicios de salud, fuerzas de seguridad y justicia. Los principales resultados de esta investigación arrojaron que cuando se habla en términos ideales de las parejas, las respuestas de los sujetos encuestados suelen ser políticamente correctas. Sin embargo, cuando se presentan situaciones concretas, se pierde claridad y empiezan a aparecer conductas y actitudes que favorecen situa- ciones de control, celos, malos tratos y peleas. En este sentido, el estudio evidencia la necesidad de que en las intervenciones con jóvenes se profundice el debate en función de situaciones vivenciales, a fin de generar un impacto en la opinión pública a partir de la reflexión basada en valores y actitudes que permeen las conductas.

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