Opinión pública contemporánea: otras posibilidades de comprensión e investigación
100 – Opinión pública contemporánea técnico, que facilita esos flujos de conciencia que se audicionan. Cabe señalar, que toda audiencia es imaginada . Los públicos, en su concepción tardiana, conforman una gran distinción respecto de las multitudes y en ese sentido, toda audiencia corresponde a un dilema que plantea la posibilidad de un vínculo o contrato entre los actores de la comunicación, o mejor dicho, los protagonistas del proceso de producción de sentido. Contrato que se establece entre los sujetos de la comunicación, relación entre enunciador y destinatario propia de la dimensión enunciativa, para el caso, de “Lo que dicen las radios” (Matta & Scarafía, 1993). Ese dilema, para quienes producen radio, lo definen como “el no saber llegar a los ra- dioescucha”. Porque el mundo de las comunicaciones de y en el territorio, se define como alternativo, a los ámbitos de la gestión y producción de medios de comunica- ción comerciales. “(…) en este caso las radios comunitarias independiente de su definición que cada una tenga, el auditor no es un cliente, sino que es alguien en que te puedes apoyar y que tu puedas prolongar lo que tu estás diciendo, que se pueda incorporar, entonces es una cuestión muy importante, el auditor no es un cliente” (Yáñez & Cottet, 2011, p.76). La relación manifiesta, es más estrecha, culmina con la ayuda mutua o partici- pación en el medio (la radio). No median estrategias de marketing o publicitarias, el vínculo es de reconocimiento , en tanto relación entre actores de un proceso comuni- cativo. Lo que parece sí facilitar esta interrelación de flujos entre uno y otro actor de la comunicación, son “las redes de participación que van tejiendo ligaduras sociales, con las cuales cautivan a la audiencia”: “Porque creo que la gente que acude a la radio es la gente, como dicen los curitas, los con- versos (...) hablar, a lo mejor, de auditores que son como cautivos y que nosotros sabemos que siempre nos van a estar escuchando porque o son nuestros amigos, son nuestros fami- liares, y los amigos de los amigos (...) de repente uno se encuentra así con un público, con personas que tú nunca te vas a imaginar que estén escuchando(...) Hay mucha gente que a veces uno cree que no escucha porque, bueno, no tenemos la forma de medir(...) uno ignora cómo se está llegando a ellos” (Yáñez & Cottet, 2011 p.76). Resulta interesante, desde el esfuerzo por comprender este tipo de audiencias, la representación de una “ comunidad de auditores ” que está siempre “en falta” , es de- cir, los auditores no se perciben como ese lugar de recepción des-empoderada, sino como radialistas en potencia, es decir, con una expresión pública virtual. Esa virtua- lidad que caracteriza la relación, marca la diferencia entre un modelo hegemónico de radiodifusión y un modo que plantea la emergencia no del medio (este tiene ya
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