Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe
71 situación de inseguridad alimentaria y nutricional, sino que conlleva al desperdicio de alimentos que serían destinados al PNAE y PAA. A este respecto, existen reportes de varios casos en las producciones enteras se estropearon, sin poder al menos ser donadas, ya que los productores no contaban con los recursos suficientes para garantizar el transporte para la donación1. En el noreste de Brasil, por ejemplo, durante la actual pandemia, alrededor del 80% de los grupos pro- ductivos de la agricultura familiar tuvieron comprometida su planificación de siembra y cosecha debido a la interrupción e incertidumbre en la venta de productos a programas públicos. La alternativa encon- trada por esta parte de la población fue fortalecer el compromiso en iniciativas solidarias, viviendo de la donación de alimentos - pobre ayudando a alimentar a los pobres (Roche, 2020). Vanessa Schottz (2020) aborda la heterogeneidad sobre la conducción de estas políticas públicas en diferentes municipios brasileños. Hay municipios, como algunos de Río Grande del Norte y Paraná, que han demostrado en la práctica que sí es posible mantener la compra de agricultura familiar durante la crisis actual y tener resultados muy positivos, trayendo beneficios a toda la sociedad y así, generando ingresos, promoviendo el desarrollo, colocando una dieta rica y saludable en el plato de los estudiantes en medio de la pandemia. El factor central que contribuyó a la continuidad de la ejecución del PNAE en estos casos aislados, fue la movilización social, que permite el diálogo entre el poder público y la agricultura familiar (Schottz, 2020). La presión social hizo que algunos ayuntamientos cumplieran parte de los contratos, volviendo a comprar de la agricultura familiar y no solo de las redes de supermercados (Moura, 2020). Sin embargo, no hay avances en las otras regiones brasileñas por falta de voluntad política. En algunas regiones, in- cluso antes del COVID-19, los estados tampoco alcanzaron el porcentaje mínimo del 30% del PNAE que garantiza la ley, alegando que la agricultura familiar no podría manejar contratos, ya que representan una pequeña producción, sin escala y frecuencia. Vale apuntar que en la gran mayoría de las veces la movilización de la sociedad civil es liderada por mujeres, campesinas y agricultoras, quienes en su mayoría constituyen el grupo más vulnerable a la inseguridad alimentaria debido a la feminización de la pobreza creciente en Brasil por la dificultad y precariedad de la inserción en el mercado laboral surgidos del capitalismo neoliberal y sexista (Campos, 2011). Fátima Aparecida Moura (2020), advierte que las dificultades de acceso de las mujeres producto- ras a los programas públicos se acentúan aún más con la actual crisis de salud. Un ejemplo significativo es la lucha de mujeres de la Asociación Regional de Productores Extractivos del Pantanal (ARPEP), que durante años intentaban ser aceptadas en convocatorias públicas de venta en el PNAE, a pesar de que ya tenían experiencia con el PAA, y encontraban diversos tipos de impedimentos. En 2019, a través de la comercialización de productos en red posibilitada por la articulación con redes de agroecología y se- guridad alimentaria, estas mujeres lograron ser aceptadas en la convocatoria pública, pero los contratos no se ejecutaron, ya que fueron interrumpidos por la pandemia actual. Según Suzane Grimm y Dimas Estevam (2018), la garantía que reciben las mujeres es muy poca en comparación con los hombres bajo las leyes que regulan los programas para la agricultura. Solo en el PAA existe una regulación en la que se otorga cierta prioridad a las mujeres y se estipulan unos por- centajes en los que su participación es obligatoria - entre el 30 y el 40% de los alimentos comprados. En el PNAE no existe una norma que promueva la priorización de las mujeres en la ejecución de este programa. A esto se suma la persistencia de las desigualdades simbólicas y culturales, en que aún cuando las mu- jeres participan en todo el proceso de producción, en muchos casos la venta se realiza con los datos del 1 “Con contratos suspendidos, R$ 330 millones en nueces se pudren en los bosques de AC”. Disponible en: https://acjomal. com/2020/04/23/pandemia-suspende-contratos-e-r-330-milhoes-em-castanha-apodrecem-nas-florestas-do-acre/
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