Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

56 Pero no es simplemente un mero análisis, sino que este análisis permite tomar medidas mucho más precisas, permitiendo un mayor rédito de inversiones y adaptación de las políticas públicas. Supongamos por ejemplo, que los analistas identifican que la causa de esta situación es la falta de conocimiento para desarrollar el resto de eslabones, en ese caso el gobierno de la ciudad podría optar por un programa de inversiones semilla para incentivar a emprendedores de escuelas técnicas para que desarrollen estas áreas faltantes. Por tanto, una correcta adaptación de esta herramienta permite una optimización de los recursos dis- ponibles de los gobiernos. Que en un contexto como este es trascendental. Sin embargo, hay dos cuestiones que se presentan como problemáticas. La primera de estas cuestiones es la intromisión de la política en la economía. Un debate muy instalado previo a la pandemia, era el rol que debía asumir el estado frente a la economía, el cual basándonos en una mirada muy general parecía apuntar a una no intervención de la misma. Un hecho que queda enmarcado en el ascenso de las derechas en Latinoamérica, como es el caso de Jair Bolsonaro en Brasil, como lo fue el caso de Mauricio Macri en Argentina o la relativamente reciente elección de Luis Laca- lle Pou en Uruguay. No obstante, tal como lo repasamos anteriormente, la aparición de la pandemia reforzó la legitimidad de la intervención estatal en áreas estratégicas como la economía. Pareciendo inclusive una obligación del estado salvaguardar a las empresas. La crisis del Covid-19, nos interpela y nos replantea la relación que debe tener la economía con la po- lítica. ¿Mayor o menor intervención, cuál es la mejor opción? Hay una respuesta distinta dependiendo desde qué posición asumas esta pregunta y en qué contexto asumas responder la pregunta. En algunos casos una economía más centralizada es necesaria para evitar grandes desigualdades y un eficiente dinamismo del desarrollo. Mientras que en otros casos, una centralización excesiva impide el correcto funcionamiento de la economía. En ambos casos cabe recordar la función principal de la Ciencia Eco- nómica: El objetivo final de la ciencia económica es mejorar las condiciones de vida cotidiana de las personas (Samuelson, p.6). No tiene mucho sentido plantear una disociación entre economía y política, siendo que ambas persi- guen fines tan próximos y que son necesarias mutuamente. Frente a esta cuestión, las cadenas urbanas de valor fomentan una mirada precisa de la cuestión con el fin de realizar lo necesario, dado su enfoque. En algunos casos demuestra la necesidad de una im- portante intervención estatal. Mientras que en otros revela la necesidad de flexibilizar la intervención. Además, a causa de su naturaleza local, también promueve un sentido comunitario el cual reduce la tensión de esta presunta dialéctica entre Economía y política. Haciendo alusión a un concepto previa- mente tratado, el rango de acción de la ciudad facilita de una manera muy eficaz la vinculación entre lo público y lo privado, dado que son vínculos mucho más específicos y concretos. Sin embargo, de esta mirada se desprende una segunda cuestión ¿Existe una antítesis entre el desa- rrollo local y la globalización? Una simple observación de esta tendencia parecería indicar una priori- dad por lo local. Una observación que se entrelazan muy bien con los posibles análisis respecto a una transformación de las cadenas globales de valor y la búsqueda de autonomía de los estados. Pero, ¿existe realmente una antítesis? Verdaderamente no, esta es una desvirtuación del eje de esta mirada. La idea no es priorizar lo local, sino más bien otorgar respuestas mucho más concretas y específicas, que coordinadas en conjunto dan una respuesta mucho más eficaz que otras políticas de tipo “bottom up” . Lo mismo ocurre en un sentido si se quiere más económico, esta mirada no tiene como objetivo central incentivar el regionalismo, sino que promueve simplemente una visión alternativa ante miradas