Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe
36 En este marco, se entiende relevante posicionar el debate sobre los criterios de asignación de AOD a nivel internacional. La experiencia impulsada por Chile y Uruguay constituye un ejemplo en ese sentido, en línea con el activo rol desempeñado tradicionalmente por los países latinoamericanos en los debates de desarrollo, en particular respecto de las especificidades de los países de renta media. En vistas de la inminencia de la graduación, en 2016 ambos cancilleres (junto al de Antigua y Barbuda, país que en ese momento también aparecía como próximo a graduarse) enviaron una nota a las autoridades del CAD, donde se solicitaba el establecimiento de un grupo de trabajo para la revisión de los criterios de graduación y la concesión de una excepción para los países que estaban próximos a dicha situación. Si bien no se obtuvo una respuesta formal a aquella comunicación, sí se activaron procesos internos de discusión, así como en algunos de los principales donantes (Vignolo y Van Rompaey, 2020). CEPAL, SEGIB y el Centro de Desarrollo de la OCDE han sido socios estratégicos en este esfuerzo y contribuyeron a posicionar a nivel internacional el concepto de “Desarrollo en Transición”. Si bien aún no cuenta con una definición y alcance claros, dicha expresión reivindica el desarrollo como un proceso más que como un punto de llegada, defiende una mirada multidimensional del bienestar frente a las visiones simplificadoras centradas en el ingreso, y pone atención sobre la agenda prioritaria de la coo- peración en esos países en torno a las trampas estructurales que sintetiza en cuatro ejes: la trampa de la productividad, la de la vulnerabilidad social, la institucional y la medioambiental (Costafreda y Cortés Sáenz, 2020, p. 7). Asimismo, este nuevo enfoque ha permitido instalar definitivamente la discusión sobre la necesidad de “elaborar un marco general para el tratamiento y apoyo financiero y no financiero a países que alcan- zan el umbral de renta alta” (Malacalza, 2019, p. 18) y, a nivel más general, a países que pasan de una categoría de renta a otra (AUCI, 2019). Un producto concreto de este avance fue el establecimiento en 2018, por parte de la UE, de la “Facilidad para el Desarrollo en Transición para el logro de los ODS en América Latina y el Caribe”. REFLEXIONES FINALES Este artículo pretendió abordar el fenómeno de la graduación de la AOD, en particular en los países de América Latina, en el marco de la problematización del concepto de desarrollo y su medición. Se pretendió dar cuenta de la complejidad de dicho fenómeno que, al involucrar dimensiones múltiples, requiere la consideración de indicadores diversos para su implementación y seguimiento. También se dio cuenta de la diversidad de motivaciones que los países tienen para brindar AOD, las cuales trascien- den largamente la consideración de la situación económica de los receptores. En este marco, la consideración de un umbral arbitrario de ingresos como criterio exclusivo para la inclusión de los países en los esquemas de recepción de AOD resulta, a todas luces, perimido e insu- ficiente. Si bien su pasaje a la categoría de ingresos altos no significa que dichos países no puedan seguir siendo receptores de transferencias de terceros con objeto de desarrollo, éstas ya no pueden seguir siendo consideradas AOD y, por lo tanto, son menos los incentivos de los donantes para darles continuidad. En efecto, en las últimas décadas se ha registrado una tendencia hacia la priorización de los países con ingresos bajos a la hora de transferir fondos de cooperación internacional, sin perjuicio de que actualmente el 70% de las personas pobres del mundo viven en países de ingresos medios. Ello afecta de manera especialmente intensa a los países de América Latina, los cuales han experimentado importantes tasas de crecimiento durante los últimos años pero mantienen brechas estructurales y trampas asociadas a los niveles de ingresos alcanzados, entre las que se destacan elevados niveles de desigualdad y bajas tasas de productividad. En este contexto, la graduación contradice el principio de “no dejar a nadie atrás” recogido en la Agen- da 2030 para el Desarrollo Sostenible, que propone una mirada integral de los problemas del desarro-
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