Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe
299 áreas más peligrosas” lo que ha provocado muertes de hombres, mujeres y niños5 (Instituto Nacional de las Mujeres, 2005, p. 89 y 90). Por otro lado, el caso de Centroamérica se contextualiza en una migración hacia EE.UU. pero con trán- sito en México, y resulta un proceso complejo debido a la falta de información exacta que provenga del país de tránsito. Esta migración se enmarca en un contexto de creciente influencia territorial de la delincuencia organizada, tanto en el país de tránsito como en el país de origen, así, el paso por México se convierte en un calvario para los y las centroamericanas, al tratar de esquivar tanto los estrictos con- troles migratorios mexicanos como a los grupos delictivos (Willers, 2016, pp. 163-168). Sin embargo, Centroamérica ha gestado un importante aumento de población que migra hacia el hemisferio norte, sobre todo a partir de los 80s debido a conflictos armados dentro de las fronteras de algunos países (caso de Nicaragua y Guatemala). En la actualidad las causas de la migración pueden enmarcarse tanto por razones económicas como por procesos forzados de migración. Para el caso de las mujeres, Willers (2016) realiza una serie de entrevistas a mujeres centroamericanas asentadas en casas de migrantes en México (Tijuana, Mexicali y Tapachula), la mayoría provenientes de Honduras, El Salvador y Guatemala, en su estudio expone tres razones principales para migrar: “la extorsión y amenaza de muerte por parte de los grupos delincuenciales; la necesidad de mantener a los hijos por ser madres solteras y la amena- za y violencia sufrida por parte de sus parejas masculinas” (Willers, 2016, p. 172). En este sentido, para estas mujeres, el migrar responde muchas veces a una cuestión de vida o muerte. Las experiencias para los países de Sudamérica son diversas, y podríamos abarcar infinidad de ellas, pero nos centraremos en el caso de Chile. Al contrario de los casos previamente expuestos, Chile se ha convertido en un país importador de mano de obra migrante, especialmente de trabajadoras femeninas para encargarse de labores domésticas y de cuidados, este fenómeno se deriva de un déficit creciente de cuidados de personas “dependientes”, principalmente por el envejecimiento de la población y el au- mento en la expectativa de vida. A esto se le suma la creciente participación femenina en el mercado y la persistencia del modelo de un hombre - proveedor y de mujer - cuidadora Debido a que la demanda de cuidados no se satisface por medio de los servicios sociales o en la oferta del mercado, aparecen como respuesta los cuidados proveídos por mujeres migrantes, principalmente las llegadas por los flu- jos migratorios sur-sur, insertándose a un mercado segmentado por actividades destinadas a mujeres y varones, en busca de mejores oportunidades de vida en el cono sur. Si bien el género ha develado las experiencias femeninas y ha contribuido con mayor producción aca- démica en estos términos, esta categoría no es de uso exclusivo para las opresiones de las mujeres, ya que el género también ha revelado cómo la socialización permea la vida de los varones en el proceso migratorio. Al respecto, los grupos de varones migrantes “están formados por individuos que viven sus vidas particulares de manera diversa dependiendo de su situación de género, posición en la unidad doméstica, diferencias generacionales, situación conyugal y redes sociales en el país de origen y de destino” (Huacuz Elías, 2007). Por lo general, los análisis sobre flujos migratorios internacionales se han centrado en lo hombres como sujetos de estudio, de manera primordial en la relación de estos con la economía y el envío de remesas, pero esta producción académica ha dejado muchas veces de lado el componente genérico en los procesos migratorios, y derivado de esta acción se omite que la migración forma parte de un “mito de bienestar individual y social” que a su vez pertenece a los “ritos de construcción de la masculinidad” (Huacuz Elías, 2007). En este sentido, en la asunción comunitaria del rol de varón - proveedor, los hom- bres hallan su deber ser al poder dar a su familia lo necesario para su subsistencia, si no obedece este mandato puede ser mal visto tanto por su pareja e hijos, como por la comunidad que habita, por lo que la migración se convierte en la alternativa para cumplir con la imposición del género. 5 Para 2020 la situación no ha cambiado, debido a la construcción en el desierto entre Arizona y Sonora, se suma el daño medioam- biental y la invasión de reservas protegidas. Para más información véase: Ximénez de Sandoval (2020), El Muro de Trump corta por la mitad la vida en el desierto, El País, disponible en: https://elpais.com/internacional/2020-05-05/el-muro-de-trump-corta-por- la- mitad-la-vida-en-el-desierto.html acceso 21/09/2020
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