Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

288 con recursos de educación, vivienda y acceso a la salud. Entre las que trabajan fuera del hogar se en- cuentran las que se dedican a la confección de artesanías desde su llegada a la ciudad, aquellas que, tras un tiempo viviendo en la ciudad al crecer las necesidades económicas en el hogar o no ser suficien- tes los ingresos generados por el marido se convierten también en trabajadoras fuera del hogar. Entre sus ocupaciones se encuentra principalmente el trabajo doméstico, en condiciones laborales marcadas por la informalidad y la precariedad. Esta migración internacional entraña formas de desprotección y vulnerabilidad. Es en la migración femenina indígena, donde la desprotección y la vulnerabilidad del migrante se manifiesta en una violencia más abierta y deliberada que comienza desde su lugar de ori- gen hasta su lugar de destino. En su tránsito por los países de Centroamérica y hasta la frontera sur de México, una frontera que cada vez muestra más tintes como un corredor migratorio multinacional, es visible un vivir social signado por la, confrontación social, la desigualdad, la inseguridad, la pobreza, marginación y la exclusión por cuestiones étnicas. A las que se les suma hechos como el narcotráfico, el contrabando de armas y pandillas juveniles, que modulan la dinámica social que, ante el carácter inco- nexo de los hechos emitidos por los medios de comunicación, propicia el miedo, la aversión y el juicio de culpabilidad por el origen étnico y los problemas internos de su país origen que los obligo a tomar la decisión de salir de ahí en busca de una mejor calidad de vida. Uno de los esquemas migratorios más distinguido, son por las condiciones de invisibilidad y vulne- rabilidad en las que se produce, es el de las mujeres indígenas jefas de familia que migran solas, con el objetivo de trabajar y generar ingresos para el mantenimiento de ellas y sus familias. Son mujeres proveedoras de sus familias que, ante la imposibilidad de generar ingresos suficientes en sus lugares de origen, optan por migrar a destinos con mayores oportunidades, asumiendo con ello algunos costes. Su perfil sociodemográfico de estas mujeres migrantes denota que son jóvenes, madres menores de edad, sin apoyo por parte de sus familiares u económico. Responsables de mantener una familia (hijos e hijas), que viven dentro de un contexto de pobreza extrema sin oportunidades locales de salir de ella. La migración se opta como la única solución real de escape de la pobreza incluso es visto como una estrategia de supervivencia. Los hijos e hijas de estas mujeres migrantes quedan al cuidado de familiares cer - canos, normalmente la abuela, en quienes quedará la responsabilidad durante los periodos de ausencia de la madre. Esta situación muestra cómo se articulan las “cadenas de cuidados” 13 (Amania, 2007). Las migraciones se pueden dar por motivos económicos por la tasa de empobrecimiento de mujeres indígenas en su lugar de origen, aunado a eso el despunte creciente de las mujeres en condición de jefatura familiar, esto debido a que el marido migró previamente para desvincular su responsabilidad, ya sea también el caso por abandono de hogar, fallecimiento del padre de familia, por dominación masculina en sus hogares o comunidades, esposos violentos, para acceder algún servicio de salud sexual/reproductiva, producto de violaciones a mujeres indígenas como un sector vulnerable y desprotegido del amparo y protección de la ley etc. La segregación sistemática que se alude por la étnica y el género impactara en el mercado laboral en los lugares de destino, mermara las oportunidades de las mujeres indígenas, así como de sus condi- ciones laborales que estarán dispuestas a soportar, marcada por la discriminación, potenciada por la condición: de ser mujer, indígena, y por ser migrante y además por ser pobre. Sin mencionar las escasas competencias laborales y formación académica que la pondrá en una mejor posición para su mejor inserción laboral en un mercado altamente competitivo, la migración femenina indígena y el trabajo do - méstico, pues uno de los ámbitos laborales más ocupados por las mujeres indígenas es precisamente el trabajo en casas de familia. 14 (Rodríguez E. y., 2016) esto es la solución a la pobreza o mínimo la posibilidad de allegarse de recursos, y el acceso al limitado servicio de salud pública, pero al mismo tiempo es una apertura a una brecha en un muro de hierro. Sin mencionar que aun en el cambio de país, consiguiendo 13 Los guna son un pueblo indígena amerindio localizado en Panamá y Colombia. Su idioma hace parte de la familia lingüística chibcha. En lengua guna, se autodenominan como dule, que significa "persona".    14 Rodríguez, Eugenia y Francisco Herrera 2016. “Trabajar en casa de familia: mujeres indígenas migrantes en el empleo domés- tico en Panamá” Revista Quaderns de Antropología. ICA. Barcelona

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