Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe
265 Entendemos la racialización como las significaciones en torno al cuerpo “negro/a” y estereotipos asociados a lo colonial, como: el “esclavo”, “lo caribeño, lo “peligroso”, “sucio”, etc. Muy ligado a estos estereotipos ra- ciales, se encuentra la sexualización, que entenderemos operacionalmente con significaciones como: “la negra caliente”, “disponible”, “colombiana prostituta”, “la afectuosidad caribeña”, “la piel suave”, “el tono de voz cariñoso”, “la esclava” o “esclavo”, es decir, la erotización/exotización del cuerpo negro o caribeño. (p. 43) DESARROLLO DE LA MIGRACIÓN AFRODESCENDIENTE EN CHILE La historia de las migraciones, así como la historia en sí misma ha sido contada siempre por hombres, en particular, hombres blancos, heterosexuales y de países principalmente desarrollados. Así, las muje- res quedaron relegadas a un papel secundario, imposibilitadas de contar su historia y en el caso de las mujeres afrodescendientes, totalmente invisibilizadas, siendo vistas netamente como un objeto para satisfacer las necesidades de aquellos hombres considerados “superiores”. Es por ello que, la historia de las mujeres afrodescendientes ha sido una historia social diferenciada, definida a partir de la exclusión, la violencia, la trasgresión de su libertad y su cuerpo, pero también de la resistencia y la lucha por su emancipación. (Pineda, 2018, p. 42). En Chile, la llegada de inmigrantes afrodescendientes data desde hace más de 400 años. En sus inicios la población afrodescendiente en países como Chile, Perú y Argentina representaba un importante porcentaje de la población en aquel entonces. Como bien señaló en una entrevista para el medio BBC mundo, el historiador Felipe Pigna, “hubo una manipulación que llegó convertida en historia oficial a las escuelas. Y quedó como historia canónica, en la que ni las mujeres, ni los pueblos originarios, ni los afrodescendientes tenían un lugar.” (2019, p. 17). Así, durante la Guerra del Pacífico la ciudad de Arica contaba con más del 50% de su población de origen afrodescendiente, siendo este territorio junto con el Valle de Azapa aquellos que estuvieron mayormente marcados por la cultura afro. La mujer esclava afrodescendiente fue aún más invisibilizada que sus pares masculinos. Estas fueron relegadas por “el flagelo de los estereotipos que se les han impuesto (...) la imagen de la mujer sumisa, la mujer negra, lavandera, cocinera, amante del amo, niña de placer y otros más” (C. Báez, Op. Cit: 84). Dichos este- reotipos, fueron reforzados con el paso de los años y más aún en una sociedad, como la chilena, se ca- racteriza por el machismo y la discriminación, situación que hoy en día se puede evidenciar claramente en el discurso anti migratorio que, se fundamenta en los prejuicios y en el sentimiento de superioridad que posee el chileno promedio que desde siempre ha intentado “blanquear” su imagen, renegando sus raíces principalmente mestizas. Si bien, la migración afrodescendiente inicial ha ido desapareciendo a lo largo de los años, a causa tan- to de la guerra como del propio mestizaje, actualmente esto vuelve a ser un tema de debate dentro de la sociedad chilena. La llegada de un importante número de migrantes afrodescendientes, provenientes de países como Colombia, República Dominicana y Haití, - estos últimos quienes han sido reconocidos en la sociedad por la barrera idiomática - cuyos registros datan del 2005, ha generado que temas como el racismo, se vuelvan cada vez más notorios. Con respecto a las mujeres migrantes, a nivel latinoamericano, es a partir del 2001 cuando se evidencia una mayor entrada de estas, dentro de las cuales, las afrodescendientes constituían un porcentaje cada vez mayor. Debido a su condición migratoria, racial y cultural, estas se ven obligadas a generar ingresos en trabajos precarios y que acentúan los roles de género, como las labores de limpieza, de cuidado, incluso el trabajo sexual. Dicha situación, años más tarde, comienza a reflejarse en Chile. Desde el retorno a la democracia, Chile ha experimentado un creciente aumento en el porcentaje de inmigrantes. Si bien, desde los 90’ a entrados del 2000 la migración peruana ha prevalecido con un
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