Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

173 3.2.1 Alemania Uso de datos telefónicos de personas diagnosticadas con COVID para encontrar posibles contactos y predecir propagación de la enfermedad (Deloitte Belgium, 2020). 3.2.2 Austria El operador de redes de telecomunicaciones Telekom Austria AG compartió datos de ubicación anó- nimos con el gobierno al igual que Alemania e Italia, para mapear concentraciones de contagios y determinar las "zonas calientes”, cumpliendo así con los principios del reglamento de privacidad que establece la UE (Busvine, 2020). 3.2.3 Bélgica Las empresas están utilizando una aplicación de código QR similar al de China, llamada Savitas (siglas de Scoped Anonymous Viral Infection Tracing At Scale), en la que los trabajadores pueden alertar al sistema en caso de haber sido diagnosticados positivos de COVID-19. Sin embargo, existe una gran diferencia con el país asiático porque no requiere entregar datos personales ni rastrea la localización de los aparatos electrónicos (Spinks, 2020). 3.2.4. China Los ciudadanos descargan aplicaciones de salud emitidas por el gobierno y entidades privadas para generar una puntuación basada en el riesgo de contagio. También se ha incorporado la tecnología fa- cial de reconocimiento para identificar individuos incluso cuando están utilizando mascarilla (Deloitte Belgium, 2020). De forma voluntaria las personas entregan información personal a las apps disponibles de cada servicio al que acceden (como tiendas comerciales, espacios de recreación y centros comunitarios) para saber si es seguro el desplazamiento, pero pese a que no existe un mandato que obligue a su uso, en la prác- tica se ha generalizado tanto que si no lo traes contigo simplemente no puede acceder a los espacios comunes dentro de la ciudad. WeChat (servicio de mensajería) y Alipay (plataforma de pago) aplicaron códigos QR de colores para catalogar la seguridad que otorga cada persona dentro de la sociedad (Am- nistía Internacional, 2020). El color verde indica que es una persona "segura”, el amarillo que requiere cuarentena de 7 días y el "rojo” que necesita una cuarentena aún mayor, de 14 días. Ahora bien, ¿Cómo funciona? El programa envía la ubicación y código de identificación del usuario a un servidor conectado con la policía para lograr rastrear sus movimientos (Amnistía Internacional, 2020). Por otro lado, poco a poco se ha expandido en China la recomendación de dar datos como el nombre, número de identificación y contacto de teléfono para utilizar el metro a través otro código QR que debe escanearse después de abordar (Udemans, 2020). Este último dato es de vital importancia porque en China los números telefónicos están vinculados a identificaciones individuales, y con ello se permite determinar la validez de los datos entregados y confirmar su veracidad. De esta forma, las autoridades pueden contactar a los pasajeros que se sospeche pudieron estar en contacto con infectados. Ahora bien, los casos más drásticos de esta medida dentro de China se dan en las ciudades de Shanghai y Shenzhen (Amnistía Internacional, 2020); en Shanghai se puede utilizar WeChat, Alipay o Autonavi para escanear estos códigos y lo mismo se replica en Shenzhen y Ningbo, que extienden esta posibilidad al uso de autobuses y taxis (Udemans, 2020). En todo caso, cabe destacar que no se trata de aplicaciones creadas originalmente para este fin, sino que son tecnologías que ya eran aprovechadas masivamente por la población china para comunicarse, informarse e inclusive pagar electrónicamente. A su vez, en Guangzhou, se han instalado tablets cerca del asiento del conductor donde los pasajeros deben acercar su frente para registrar el rostro y temperatura. La tecnología de reconocimiento facial se usa también en locales como 7-Eleven, en forma de pago, donde los clientes pueden pagar sus pro- ductos simplemente teniendo la cara escaneada (Kawakami, 2020).

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