Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

169 En este mundo interdependiente, América Latina pareciera estar en lo más lejos de esta caja de re- sonancia. Sin embargo, la tecnología está muy presente, aunque muchas de sus aplicaciones no han sido acompañadas por un marco legal adecuado, hecho que analizaremos teniendo en cuenta lo que acontece en varios países de la región. La nueva normalidad trae grandes desafíos, y el objetivo de este artículo es señalar algunas de esas problemáticas, en pos de nutrir medidas que sirvan para que la región saque el mayor provecho posible. 2 MARCO TEÓRICO: CORONAVIRUS, BAJO EL PRISMA DE LA ESCUELA DE COPENHAGUE Como se menciona anteriormente, el análisis de este fenómeno lo hacemos bajo el alero de la secu- ritización ( securitization ), término de Ole Waever que es utilizado desde 1995 como un concepto inno- vador frente a las teorías de relaciones internacionales más clásicas que tratan el tema de la seguridad en un ámbito puramente militar. Esta perspectiva amplía el cómo se constituyen las amenazas en el sistema internacional, así como también reconoce a otros actores más allá de los Estados en cuanto a agentes creadores de conflicto (Waever, 1995). A esta definición, Barry Buzan (1998) aporta que la se- curitización se compone de cuatro elementos constituyentes: a) un actor securitizado; b) un asunto que se desplaza al nivel de amenaza existencial; c) un objeto amenazado que requiere protección, y d) una audiencia cuyo consentimiento habilita al actor de seguridad a implementar medidas extraordinarias (Tisera, 2020). Acorde a los puntos señalados, es posible decir que la pandemia de COVID-19 cumple con los requi- sitos necesarios para ser incluida como paradigma de amenaza no tradicional, analizable a través de la securitización, en la cual dentro de los sectores afectados por esta amenaza se cuentan la economía, la sociedad, la política y en el caso de América Latina particularmente, se suma el sector militar. Este últi- mo, se ha constituido como un actor determinante para mantener el control de la población, ampara- dos a través de las facultades que otorgan los Estados de Sitio y habiendo ganado mayor protagonismo también desde antes de la pandemia, cuando en varias partes dentro de la región surgieron quiebres democráticos, como en Chile, Perú, Colombia, Ecuador, entre otros. La manera correcta en que los gobiernos y organismos internacionales pudieron lograr instalar las herramientas necesarias para que se reconociera este estado de amenaza, y posterior desarrollo de una respuesta securitizante, estuvo condicionado a los tres puntos que señala Thierry Balzacq (2005) para su legitimación: i) que la securitización estuviese efectivamente centrada en el público; ii) que la securitización dependiera del contexto (principalmente en lo que refiere a la limitación de libertades individuales); iii) que la securitización efectiva estuviera cargada de poder (Balzacq, 2005). Dado el caso, la incorporación de la securitización en la seguridad pública ha facultado la necesidad imperativa del uso de tecnologías de vigilancia hacia la ciudadanía, validando la sinonimia entre se- curitización y seguridad sanitaria, lo que ha significado extender las imputaciones a cualquier persona que sea sometida a tecnologías de vigilancia e incumpla las normativas que los gobiernos determinen (Salazar & Rojas, 2011, p. 33). Sumado a esto, las limitaciones del Estado de Derecho, han logrado que paulatinamente el estado de normalidad sea el de las limitaciones de libertades individuales, y esto se ha logrado sin mayores reparos, pues asi como la sospecha de terrorismo puede recaer sobre cualquier persona, la sospecha de ser portador de COVID-19 es un velo que los gobiernos y entidades superiores dicen solo se puede descubrir con mayor control. Esto puede ser visto como un retroceso democrático sujeto a la incertidumbre, y dado que este “enemigo invisible” no se puede personificar, las limitaciones de sus efectos están intrínsecamente sujetas a la interpretación y las necesidades que los gobiernos determinen para combatirlo, lo cual explica la disparidad de medidas que existen entre países, así como los resultados positivos o negativos que estas suponen.

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