Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

130 na posteriormente, sino de condición propia de la sociabilidad presente, cuyas bases se establecieron desde la colonización y se mantienen en una constante (en actual escalada) en la formación política y social de América Latina bajo la égida del capital, como queda destacado en Los condenados de la Tierra de Frantz Fanon, que retrata la organización de la realidad social en el contexto de colonización francesa de Argelia, en el cual Fanon (1968, p. 28) señala la compartimentación de las ciudades dentro de un espacio puesto bajo el yugo colonial, afirmando que “la línea divisoria, la frontera, es indicada por los cuarteles y comisarías de policía. En las colonias, el interlocutor legal e institucional del colonizado, el portavoz del colono y del régimen de opresión, es el gendarme o el soldado” (FANON, 1968, p. 28, traducción nuestra).2 La militarización como fenómeno social histórico presente resistió y expresa base sólida del Estado. En este sentido, Ruy Mauro Marini (2018) afirma que la transición democrática preservó la esencia del Estado de contrainsurgencia por medio de la institucionalización de la determinación del capital en la política económica y de la subordinación estatal a las fuerzas militares, las cuales ejercían funciones de control y vigilancia sobre el conjunto de las instituciones estatales. En el ámbito de las migraciones, incluso con el advenimiento de la Ley de Migración, los militares protagonizaron las políticas migratorias de control e ingreso de las personas en Brasil, actuando en la recepción de migrantes o no de forma represiva y autoritaria contra la población, bajo el pretexto de garantía del orden y de la seguridad nacional. Las desigualdades sociales y la existencia de grandes contingentes poblacionales viviendo en condi- ciones precarias en toda América Latina hizo que la región posea una cantidad de personas migrantes y refugiadas significativa en razón de la vulnerabilidad regional. Sin embargo, pensar en la migración y en la militarización relacionándolas con las formas de enfrenta- miento que la legislación prescribe es algo indisociable para comprender tales factores como síntomas de la crisis de la sociabilidad presente, partiendo del interrogante de en qué medida estar de brazos abiertos y puertas cerradas supondría una reiterada violación a las condiciones de existencia de las personas que migran. Sin prejuicios, un punto de partida de las problemáticas propuestas en este artículo busca generar una reflexión en el sentido de que la crisis migratoria necesita ser enfrentada a partir de sus causas, es decir, combatir el modelo de sociedad que impone la migración como única posibilidad de supervivencia de las personas. Con las críticas e indagaciones aquí puntuadas no se busca negar la importancia de las políticas de en- frentamiento inmediato a la crisis de migración, como la acogida de los migrantes y de los refugiados; no obstante, la crítica se torna en la forma en que la participación activa de militares ha tenido espacio en muchos gobiernos (como es el caso brasileño), señalando la intensificación de los procesos de mili- tarización de las sociedades y de las crisis en América Latina. Se legitima la actuación de las fuerzas armadas, acentuando no solo el control social formal por medio del aparato represivo del Estado (que, bajo el velo de promoción de medidas de seguridad nacional, posee el monopolio legítimo del uso de la fuerza), sino también el papel de garante de la reproducción y del desarrollo del orden capitalista en la periferia del sistema. El propio binomio entre Seguridad y Desarrollo, en la Doctrina de Seguridad Nacional en el caso brasileño, demuestra la interferencia del Estado en el control político y social para atraer inversiones extranjeras y en la contribución del proceso 2 “A linha divisória, a fronteira, é indicada pelos quartéis e delegacias de polícia. Nas colônias, o interlocutor legal e institucional do colonizado, o porta-voz do colono e do regime de opressão é o gendarme ou o soldado” FANON, 1968, p. 28 .

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