Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

129 Para el desarrollo del estudio que resulta del presente artículo, se adopta el método hipotético-de- ductivo, por lo cual, la hipótesis desarrollada en este trabajo consiste en analizar, a efectos de la com- prensión de la militarización de la política migratoria, si el marco legal representa o da margen a la criminalización y a la aparente protección de los derechos humanos de migrantes y refugiados, cuyo potencial represivo intensifica el control social (ya sea por representar condena directa en el acto de migrar - ostentación de las autoridades migratorias; o ya sea por actuar como neutralizador de masas o grupos sociales en razón de la intensidad del control de las fronteras como impedimento al ejercicio del derecho). De esta forma, la idea de trabajar con el desarrollo de la hipótesis propuesta se da a partir de la no- ción de que el crimen en sí es un invento que sirve de pretexto para el control de los grupos sociales históricamente excluidos. En este sentido, discutir sobre el principio de la no criminalización de la mi- gración indica una contribución para la temática. Toda criminalización o procesos de esta naturaleza nacen de una demanda política y poseen efectos políticos. CONTEXTUALIZACIÓN DE AMÉRICA LATINA: MILITARIZACIÓN Y REFUERZO DE LA CRIMINALIZACIÓN Históricamente, la cuestión social se afronta bajo la lente de los instrumentos directos de represión estatal, razón por la cual los contornos de avances sociales resultantes de la onda rosa de inicios de los 2000 en América Latina se presentaban frágiles en la coyuntura revelada por la profunda crisis social de 2008. En el escenario de las pérdidas de las más diversas protecciones sociales, se llamó de remilitarización social de América Latina (REITTER, 2019) a la intensificación de la represión estatal desempeñada en términos militares, aparentemente bajo un intento de remitir a una situación o momento pasado que retorna con la crisis del capitalismo marcada por los años 2000. Sin embargo, en un principio hay que señalar que se pasa por alto la continuidad y el carácter permanente del fenómeno que se establece y se arraiga en la organización social como instrumento de la colonización y del imperialismo - y, por lo tanto, de la expansión financiera y comercial inherente al capitalismo (OLIVEIRA, SILVEIRA, DE VUO- NO, 2020). La presencia militar puede ser comprendida como un factor importante y condicionante en el pro- ceso de afirmación histórica del capitalismo en América Latina. En diversos hitos históricos, las cues- tiones sociales fueron consideradas como “cuestión de policía”. Para cualquier insatisfacción de grupos sociales hegemónicos, dictaduras cívico-militares fueron instauradas (véase siglo XX) y más recientemente afirmándose como regla y modus operandi, las políticas públicas han sido diseñadas como verdaderos permisos al genocidio de grupos sociales explotados y la higienización social en el espacio urbano rural y florestas (genocidio de pueblos indígenas y comunidades tradicionales) por la acción de las policías militares y de las fuerzas armadas de la seguridad pública. El Estado es el poseedor del poder de conciliación de las clases y utiliza su aparato represivo para contener a aquellos que lo impugnan, en “El Estado y la Revolución”, Lenin analiza el carácter irrecon- ciliable de las clases, donde el Estado burgués está para servir solamente a una de ellas. La actuación de los revolucionarios, en caso de una revolución, debería concentrarse en la destrucción de la: “(...) resistencia del Estado burgués, en los destacamentos especiales armados de la clase dominante. Aniquilando el aparato de represión de la clase dominante, esta pierde el dominio político y es susti- tuida en el papel de dominación por la clase de los oprimidos” (SAINT-PIERRE, 2000, p. 93, traducción nuestra).1 No se trata, entonces, de un fenómeno social que se cierra en un período históricos y resurge o retor- 1 “(...) resistência do Estado burguês, nos destacamentos especiais armados da classe dominante. Aniquilado o aparelho de re- pressão da classe dominante, esta perde o domínio político e é substituída no papel de dominação pela classe dos oprimidos” (SAINT-PIERRE, 2000, p. 93).

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