Desafíos críticos para Latinoamérica y el Caribe

114 útil para antagonizar a las excolonias hispánicas con las excolonias británicas, y así, consolidar su rol co- lonial en la región. Posteriormente, “América Latina”, se utilizó para describir a los territorios de lengua romance que incluían; el español, el portugués y el francés. A pesar de ello, en la actualidad el concepto de Latinoamérica tiene una noción étnico-geográfica, que se utiliza para denominar a la macro cultura que comprende el espacio geográfico desde el sur del Río Bravo hasta Tierra del Fuego, incluyendo al Caribe. Este espacio geográfico comprende alrededor de 22.222.000 km2 (13,5% de la superficie del planeta) y una población de 650.000.000 (8.4 % de la población global) incluyendo 33 estados y los territorios coloniales de Anguila, Bermuda, Islas Caimán, las Malvinas, Turcas y Caicos, las Islas Vírgenes Británicas, Monserrat, Santa Elena, Martinica, San Martín, San Bartolomé, las Islas Vírgenes de los Esta- dos Unidos y Puerto Rico. A pesar de la diversidad cultura, lingüística y social de Latinoamérica, también se logran distinguir ras- gos comunes como la herencia colonial, la predominancia del catolicismo, los idiomas romances, entre otros elementos. Sumado a lo anterior, podemos señalar algunos males compartidos, como la profunda desigualdad social, las altas tasas de criminalidad y el subdesarrollo económico. Por este motivo, Peter Smith, entiende que la historia de la región avanza como si fuese un solo cuerpo. Siguiendo esta línea, Samuel Huntington señala que; “Latino América revela una identidad única que la diferencia de occi- dente, su cultura es corporativista y autoritaria” (Huntington, 1997). Por otra parte, Michael Reid afirma que; “Las similitudes entre los países latinoamericanos es tan fuerte y tan drásticas las diferencias con otras partes del mundo, que la región constituye una civilización en sí misma” (Reid, 2009). De manera similar, Alain Rouquie, define a Latino América como; “El Far West” o el extremo de occidente, la fron- tera occidental más desafiante de democracia y el desarrollo” (Rouquié, 2006). Desde esta perspectiva, para los intelectuales occidentales, Latinoamérica, no forma parte de occidente, sino que es, más bien, una cultura híbrida entre occidente y elementos propios. A pesar de que abundan las definiciones sobre Latinoamérica, muchas de estas definiciones, por muy complejas que sean, pueden ser abstracciones de una realidad observada. En este sentido, Latinoa- mérica no es más que un concepto utilizado para describir a un grupo de personas que comparten características y comportamientos específicos (Curvale & Perez, 2008). Del mismo modo, podría ser un concepto utilizado para crear un sentido de pertenencia, identificación y clasificación. Por este motivo, Yuvaval Noah Harari escribe: “A través de los años, el humano, creó redes complejas de historias que provocaron la creación de realidades imaginadas” (Harari, 2015, p.xx). No obstante, lo anterior, estas realidades imaginarias o narrativas sociales han sido factores determinantes para la organización y la supervivencia de grandes grupos humanos. 2.1 LA IDENTIDAD LATINOAMERICANA Todas las personas se han preguntado quiénes son. Esta pregunta se relaciona con la construcción de identidad Para responder a esta pregunta es preciso examinar las memorias, ya que las personas se definen a sí mismas por las historias que recuerdan y sus comunidades. Pero lo que es verdad para los individuos, también lo es para las naciones, ya que las naciones se construyen por su historia. Por esto, William Faulkner escribe que: “El pasado no está muerto, de hecho, ni siquiera es pasado” (Faulkner, 1951). Esta frase nos ayuda inferir que la historia, o el pasado, tiene una gran influencia en el presente, pero también que existe un sesgo en la forma en la que recordamos el pasado. Por esto, Jorge Larraín en su ensayo La identidad latinoamericana teoría e historia postula; “Los primeros cuestionamientos acerca de la identidad latinoamericana ocurrieron durante los años críticos de la conquista (...). Ante el empuje español, los indios perdieron su libertad y su sentido de identidad original y una nueva matriz cultural empieza a formarse, en la que las construcciones del indio como un “otro” inferior por parte de los españoles juegan un papel importante en la sociedad colonial” (Larraín, 1994). Un segundo mo- mento importante en que re-emergen las preguntas sobre la identidad sucede durante los procesos independentistas y el período de constitución de los estados nacionales, a comienzos del siglo XIX (La-

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