Depósito de materiales: (LapSoS 2012-2016)

Introducción / v gación que estuviese más comprometida con la realidad social que con las exigencias técnico-burocráticas habitualmente esperables para validar la producción de los académicos en la universidad. El carácter multiforme de las expresiones del malestar impuso la ne- cesidad de componer un grupo de investigadores de diversas disciplinas. Este gesto que parece lógico y necesario para cualquier investigación de un problema complejo, es una cuestión sumamente difícil de implementar en la realidad universitaria actual, donde las divisiones disciplinares suelen ser sumamente rígidas, y las iniciativas colaborativas son más bien la excepción. Sin saber de modo muy preciso cómo materializaríamos la tarea de trascen- der – e interrogar – los límites disciplinares, nos embarcamos a la tarea ani- mados por el deseo de implicarnos con nuestra época y el sentimiento de urgencia de un proyecto que comenzaba a tomar forma entre conversaciones de pasillo y reuniones entre antiguos y nuevos camaradas. En ese momento de conformación del grupo y formulación del pro- yecto, fue necesario contar con un fundamento teórico mínimo que pudié- ramos compartir y que nos diera algunas orientaciones comunes acerca de lo que entenderíamos como “malestar”, pero que al mismo tiempo fuera lo suficientemente amplio como para dialogar desde nuestros diversos queha- ceres y marcos referenciales. La hipótesis planteada por Sigmund Freud en su influyente texto de 1930 El malestar en la cultura nos entregó dicha clave. El malestar, escrito por Freud en un momento maduro de su obra, describe la paradójica relación entre el sufrimiento individual y el orden social. Por una parte, necesitamos de un conjunto de disposiciones que regulen nues- tras acciones en sociedad para poder subsistir y realizarnos; pero por otra, dicho ordenamiento, al coartar nuestro comportamiento, nos obliga a re- nunciar -al menos en parte- a nuestros deseos y aspiraciones. De ahí que el malestar sea para Freud una condición inevitable de toda vida en sociedad, la que termina traicionando la promesa utópica de la felicidad contenida en cualquier cultura humana, produciendo formas particulares de padecer que aparecen al modo de residuos de un proceso de socialización siempre fallido e incompleto. La adopción de la teoría de Freud como referente central para el trabajo del grupo también obedeció a su propia conformación, pues varios de sus miembros y particularmente aquellos que dieron el empuje inaugural al pro- yecto pertenecen a la línea psicoanalítica del departamento de psicología de la Universidad. Lejos de intentar reproducir el discurso del padre del psicoa- nálisis, el grupo entero asumió la tarea de actualizar esta provocadora tesis, interrogando sus rendimientos desde los campos específicos de indagación que se fueron recortando a lo largo del proyecto. Esta delimitación inicial nos permitió ir abriendo campos problemá- ticos más específicos, que nos parecieron zonas de la realidad social donde el malestar se muestra de manera crítica. Estas fueron “Economía y trabajo”, “Salud mental y adolescencia” y “Espacio público”, nombres que también nos permitieron organizar el Núcleo a partir de líneas de trabajo. Cada una

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