Depósito de materiales: (LapSoS 2012-2016)

60 / LAPSOS _ depósito de materiales 2012–2016 El principio de la autorregulación del mercado expresa la ficción de un orden po- lítico que ha suprimido la representación de algún tipo de trascendencia capaz de operar como fundamento, porque el orden se genera a partir de la misma rea- lidad que se trata de normalizar: el conflicto de las necesidades individuales. El resultado es un cierto clima de apoliticidad. La idea de lo a-político toma realidad desde la despolitización. Según Roberto Esposito, la modernización trae consigo “una inmunización de toda forma de comunidad”, al establecer “la primacía de la La experiencia agotada La tarea de subjetivar la desilusión Sergio Rojas sociedad, de la economía, de la técnica, respecto del dato primario de la relación”. No se trataría sólo de la primacía de un orden social, económico y técnico que regula las relaciones “entre” los individuos, sino también del orden que hace posible la propia autocon- ciencia del individuo y, en ese tránsito, el nacimiento a la vida del “yo”. Porque, en efecto, el individuo nace después de haber nacido. Que tan sólo después vaya descubriendo quién es, ello significa que ha nacido siempre prematuramente. De aquí la conocida afir- mación de Lacan, según la cual “el lenguaje con su estructura preexiste a la entrada que hace en él cada sujeto en un momento de su desarrollo mental”. El individuo se socializa debiendo subjetivar su propia insatisfacción, es decir, el hecho de no ser correspon- dido. El yo comienza a existir esencialmente después, porque “nace” con un pasado inasistible, el cual es la historia de su propia gestación, de la posibilidad y la necesidad de decir “yo”. La idea de persona sería el principio articulador de la subjetividad individual, operando a partir de un conflicto imposible de “solucionar”. “Se podría decir –comenta Esposito– que, dentro de cada ser vivo, la persona es el sujeto destinado a someter a la parte de sí misma no dotada de características racionales, es de- cir, corpórea o animal”. La vida de la persona acaece en esa diferencia, la cual le encarga la tarea de someter, en nombre de la razón, aquella parte que es extraña a lo racional y que, por lo tanto, nunca podría llegar a hacerse racional. Lidiar con lo irracional o, en gene- ral, con lo otro, distinto de la razón, es el mérito de la persona. La persona nace confrontada con aquella opacidad que la separa de sí misma, porque en sentido

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