Depósito de materiales: (LapSoS 2012-2016)

96 / LAPSOS _ depósito de materiales 2012–2016 dores. Por cierto, un recuento mucho más completo que el del acotado Informe sobre Verdad y Reconcilia- ción. Sus ediciones, asimismo, estrecharon la distancia con los chilenos de la diáspora y ayudaron a coordinar las acciones de resistencia dentro y fuera del país. Pero también la tarea periodística aunó voluntades y convo- có a las nuevas generaciones a ejercer su protagonismo en la lucha callejera, el enfrentamiento real con el po- der de facto, en el verso, la solidaridad y la esperanza que siempre animan los episodios de emancipación. Llegó un momento en que los militares perdieron la batalla contra el periodismo digno. Con el atentado frustrado al general Pinochet, el estado de sitio y la clausura de estos medios hubo quienes temieron y au- guraron su desaparición definitiva. Opero fue la hora en que los periodistas consecuentes se sumergieron en el bello quehacer del periodismo clandestino o, como es el caso que más conozco, decidieron editar sus pu- blicaciones en el extranjero, en Alemania, para hacer- las viajar por avión a Chile, dejando en ridículo a los censores. De esta manera fue que los medios clausura- dos y acusados de propiciar el magnicidio recuperan su derecho a circular y alcanzar tirajes que hasta hoy no son igualados por lo medios adictos a la Dictadura y, después, favorecidos por la Transición. (…) La ausencia de más prensa independiente explica, de igual manera, la lacra de la corrupción ya tan en- tronizada en la gestión pública. Como es de público conocimiento, varios parlamentarios y otros altos fun- cionario políticos han sido desaforados y encausados por los tribunales de justicia. Cifras voluminosas han sido defraudadas al Fisco por empresarios y operado- res políticos actuando de consuno, tal como se descu- brió que, por años, los secretarios de estado se habían asignado secretos sobresueldos que no rendían decla- ración tributaria. En el ánimo de mejorar los ingresos de ciertos “servidores” públicos, cuanto para emigrar recursos hacia las cajas electorales se desviaron fondos destinados a los campesinos, además de embadurnar a la propia Universidad de Chile en el bullado caso MOP- GATE, además de pagársele indemnizaciones a funcionarios de confianza que entre un gobierno y otro sólo cambiaban de escritorio. Se asume que todavía queda mucha basura debajo de las alfombras de La Moneda, el Parlamento y las repar- ticiones públicas que sirven al clientelismo político. Recién empiezan a trascender los escándalos ligados a las municipalidades, algunas de las cuales sirven de verdadera guarida de aquellos alcaldes y concejales que profitan de los recursos públicos, de suyo escasos para atender las demandas comunales. Ni qué decir de los secretos todavía bien guardados por las autoridades y los medios de comunicación referidos a concesiones de obras públicas y tráfico de influencias. El propio ministro de Salud de Sebastián Piñera ha denuncia- do el poderoso y millonario lobby ejercido por los laboratorios y farmacias para controlar el voto de los diputados en la discusión parlamentaria, a fin de que éstos rechazaran la idea de ampliar la competencia en la venta de fármacos, así como imponerle a los médicos la obligatoriedad de anotar en sus recetas las opciones genéricas. Un mercado que hoy es controlado prácti- camente por tres grandes cadenas de farmacias que ya han sido condenadas por colusión entre ellas y los la- boratorios en la fijación de precios. Asimismo, en la reciente Ley de Pesca se denunció que al menos una diputada recibió erogaciones de parte de una de las grandes empresas del rubro que vieron ame- nazados sus privilegios de captura en el mar. Es posi- ble que sea el propio Diario Oficial uno de los medios más informativos de nuestro mercado mediático por su capacidad de registrar las sociedades y alianzas del conjunto del espectro político empresarial para em- prender todo tipo de negocios. Esta situación deja de manifiesto que estamos en un país cogobernado por quienes expresan diferencias y controversias ante los ciudadanos que luego se disipan rápidamente en los mismos salones en que se pactó nuestra peculiar e in- terminable Transición y que ya ha superado con creces los años de la Dictadura. Tiempo de descomposición creciente que mucho se explica en el asesinato de los medios de comunicación democráticos y los esfuerzos que positivamente han hecho los dirigentes políticos por desactivar, cuanto desacreditar, la movilización social. La que es llave maestra, siempre, de los cambios y el progreso. En esta realidad encuentra base el desencanto que cre- cientemente se expresa en la sociedad chilena. En el hecho que la adhesión nacional a la democracia haya disminuido en más de diez puntos en las últimas dos décadas, de tal manera que ya es menos de la mitad de la población la que confía en ella. En todo esto radi- ca la renuencia ciudadana a participar en los comicios electorales, tanto que un sesenta por ciento se abstuvo de votar en las elecciones municipales del 2012 y ese más de setenta por ciento que luego tampoco se ma- nifestara en las elecciones primarias del 30 de junio de este año. No podemos sino otorgarle razón a aquellas adverten- cias de un Chile sumergido en una nueva y profunda crisis política, a pasos de una situación insurreccional que se respira en el descontento callejero, la radicali- dad de las demandas y acciones de los jóvenes. Como en el desparpajo de la minoría pudiente y arrogante que, como siempre, se guarece en los uniformados para perpetuar privilegios cada vez más irritantes.

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