Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas
El secuestro del discurso o cómo los medios de comunicación intervienen en la construcción de imaginarios sociales: el caso de La Legua – 71 Lo anterior da cuenta de líneas editoriales, imaginarios instalados y de sistemas de representación que aportan a la reproducción social de materialidades culturales más o menos estables que, necesariamente, invocan tácticas y estrategias de articula- ción, negociación o resistencia por parte de quienes son interpelados. Es posible ob- servar a nivel de los textos analizados una serie de relatos. Esos relatos abordan estos territorios en emergencia desde el exotismo, el lugar común respecto de la violencia, el lugar común respecto del laboratorio de políticas públicas. En el caso de La Legua se dan este tipo de ejemplos de forma reiterada, observándose hilos discursivos valo- rados por los medios y posibles de rastrear en el tiempo. A partir de dos focus groups que se realizaron para este estudio se confirma y complejiza nuestro supuesto que los medios de comunicación inciden en el proceso de autorrepresentación de los ciudadanos de este territorio. Los medios de comuni- cación masivos, independientes o militantes, que han elaborado una serie de discur- sos en relación a los habitantes de La Legua intervienen en la formación de la iden- tidad de los sujetos.. El verdadero alcance de esta incidencia se puede verificar en los relatos que estos elaboran y, por tanto, en los discursos que hablan de la imagen que los propios vecinos de La Legua tienen sobre ellos mismos. Imagen que dará cuenta de la tensión de intereses existente entre los diversos dispositivos comunicacionales que sirven de referencia a los sujetos. La percepción es el principal factor que nos interesa analizar en esta parte de la investigación. Esto mirado bajo la perspectiva de la incidencia que los medios tienen en la aprehensión o exclusión de contenidos que forman parte de los conocimien- tos de los sujetos. De esta forma, sabiendo qué es lo que opinan los miembros de este lugar significativo podremos conocer de qué manera se estructura el proceso de auto- representación, que consideramos en tensión permanente. Hoy, por ejemplo, el discurso periodístico mediático se impone a todos y limita así el esfuerzo y el papel de cualquier otro enfoque. No solamente cierta mirada echada al mundo, la mirada del periodista, se convierte en el patrón de las demás miradas y discursos, sino que sobre todo, el discurso periodístico privilegia cierto modo de expresión, cierta simplificación, que si bien es enteramente legitima en el orden de los medios, resulta poco legitima fuera de ellos. Esta sobrevaloración del discurso periodístico refuerza la tiranía que ejerce el suceso sobre cualquier otro en- foque de carácter estructural o simplemente complejo, que escape al código domi- nante del momento (Wolton, 1998, pp. 119). Se afirma, además, que para el caso de la televisión, ésta “tiende a producir tan alto nivel de consenso que se ha vuelto ya el lugar principal donde se administra y regula la coexistencia social” (Matterlart, 1987, pp. 75-76). El autor asegura que las relaciones interpersonales dentro de una sociedad son mediadas por los medios de comunicación, siendo estos responsables de la exclusión de sectores como también
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