Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas

La “trastienda” como territorio de construcción de vidas cotidianas en “emergencia” – 47 truyen en espacios como estos que tienen harta vegetación ”(Integrante Centro Jubaea, Mujer-adulta). La organización en torno a lo ecológico “emerge” como ruptura y como nove- dad imposible. Es obvio que no es la expresión de las condiciones presentes en el territorio, y por ello, su “emergencia” supone necesariamente una ruptura, una dis- continuidad que no se puede fundamentar a partir de las formas tradicionales de la organización poblacional, y que por el contrario, como acontecimiento implica “un cambio del planteamiento a través del cual percibimos el mundo y nos relacionamos con él” (Žižek, 2014, p. 24). Lo anterior significa que esta iniciativa no solo es un acto de ruptura, sino también de producción, solo así puede hacer visible algo que era imposible para el orden anterior. La organización en torno a lo ecológico posi- bilita en este territorio producir otros mundos: “Sigo manteniendo ese sueño de un amigo que en algún momento me dijo: Jaime veamos la posibilidad de hacer un Centro Ecológico aquí, de crear un espacio común de la quebrada, de hacer un anfiteatro aquí en la quebrada, de hacer actividades, de poder tener un recorrido por la quebrada como se hace en otros lugares donde hay senderos donde uno puede caminar, donde actual- mente se pueda hacer deporte también, en una quebrada, aprovechemos este espacio…” (Integrante Centro Jubaea, Hombre-adulto). El recuerdo de cómo se empezaron a imaginar el Centro Ecológico es un buen ejemplo de cómo irrumpió de la nada algo nuevo. La organización comunitaria en torno a “lo ecológico” se propuso hacer inteligible otro orden diferente al estable- cido, porque como todo acontecimiento, empezó a producir nuevas reglas que po- sibilitaron otras prácticas, pero también posibilitaron la articulación de otras sub- jetividades y otros lugares, donde puedan habitar y verse reconocidas esas nuevas subjetividades. Hablamos en definitiva, de la producción de otras “formas de vida” que se sobreponen al carácter descolectivizador del territorio como trastienda y que un integrante del Centro describe del siguiente modo: Bueno, partiendo, digamos, por…el poder, digamos, tratar de ocupar estos espacios comunes que tenemos dentro de la población, creo que es una forma importante de participar, digamos, recuperar esos espacios, poder, digamos, en la parte ecológica poder…sería…introducir de alguna ma- nera algunas especies, tanto de arbustos, de árboles, de la parte vegetativa, creo que eso, digamos, también poder, digamos, instalar, a lo mejor, lugares puntuales donde la gente se preocupe de depositar los residuos que correspondan, de poder subdividir también, la basura que cada día va saliendo de nuestras casas, creo que esa es la forma que nosotros básicamente tenemos de poder cooperar con este tema, digamos, ecológico y con nuestro espacio, con nuestro entorno, de poder cuidarlo un poco…” (Integrante Centro Jubaea, Hombre-adulto). Al articularse en torno a “lo ecológico” esta experiencia de organización comu- nitaria ha ido estableciendo poco a poco una distancia con la tendencia histórica

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