Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas
44 – Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas para hacer emerger a través de la ecología algo nuevo. Como declara la propia mi- sión del Centro Ecológico Jubaea: “Fortalecer la vida comunitaria en el sector de Placeres Alto, por medio de la educación y prácticas ecológicas, que posibiliten el desarrollo individual y comunitario aportando a dignificar nuestras vidas, contribu- yendo a un mayor bienestar y vida sana asumiendo la ecología como parte de ella” ( Jubaea, 2013, p. 5). Esta experiencia comunitaria “emerge” en la Población “La laguna” contra la propia materialidad del territorio, contra su propia imposibilidad, demostrando el carácter innovador de una forma de organización que posibilita resistir la tendencia a desarticular los vínculos que la propia disposición urbana de la población genera. En palabras de un integrante del Centro Ecológico: “Sí, y pese a que toda esta cons- trucción esté pensada para que todas las formas de vida siempre transcurran al interior de los departamentos, igual hay vida y eso para mí es resistencia, igual hay vida en comunidad, igual nos juntamos, igual nos organizamos para resolver problemas, para denunciar, pero aparte de eso también para pasarla bien, para reírnos, para hacer platos únicos, para hacer bingos y para mí eso también es una forma de resistir…” (Integrante Centro Jubaea, Hombre-joven). Un ejemplo de lo anterior es el trabajo realizado entre el Centro Ecológico y la Junta de Vecinos del sector de “La Peregrina” para recuperar un espacio públi- co para la congregación de vecinos a través de la construcción de una plaza en un sector abandonado de la Población que con anterioridad había sido un terminal de microbuses. Es decir, en “La Laguna”, más allá de la ausencia del Estado y la carencia de condiciones materiales para su desarrollo, podemos identificar que “emergen” acciones que agencian recursos de los propios habitantes en torno a su propia orga- nización y la participación comunitaria. Dichas acciones parecen no ser azarosas y más bien responden a la transforma- ción activa de “no-lugares” en “lugares” disponibles para ser “practicados” por la po- blación. La plaza mencionada como ejemplo se vuelve “lugar” de significación para los habitantes, se transforma en parte del territorio que se puede habitar. Este ejem- plo de recuperación de un espacio público lo podemos relacionar con las memorias circulantes en el territorio, ya que el microbasural antes fue un lugar de encuentro para comenzar o terminar un viaje en microbus. Sin embargo, la plaza no solo se construye para recuperar un espacio de encuentro perdido, sino que también es una acción que se proyecta en el futuro (“un parque para la población” —dice un veci- no— 5 ), dando cuenta del territorio que se desea construir (comunidad añorada). Nos referimos, por lo tanto, a una suerte de “presente con espesor”(Mead, 2008), es decir, un presente que es habitado por pasados y futuros posibles, que permiten 5 Notas de campo: Actividad Centro Ecológico Jubaea. Diciembre de 2013.
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