Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas

30 – Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas dad así como a las consecuencias situadas de una acción ejecutada acorde a los fines de cierta racionalidad (Weber, 1977). En nuestro caso, nos toca pensar cómo esa acción del Estado puede ser pensada desde las prácticas particulares de sus agentes, y como en ellas se vehiculizan las relaciones entre Estado, territorio y habitantes. Aun cuando efectivamente la acción del Estado pudiera implicar la satisfacción de necesidades reales y concretas como es la entrega de casas, esconde tras de sí el clá- sico asunto de la cuestión social, es decir, subsanar las problemáticas y conflictos asociados al desarrollo del capitalismo temprano (Castillo, 2013) y la consecuente necesidad de su neutralización política (Sádaba, 2002). Hoy entendemos que la implantación masiva del neoliberalismo como mode- lo político y económico introduce también cambios en el imaginario sobre el con- flicto social y su posible tratamiento (Donovan, Oñate, Bravo y Rivera, 2008). La intervención social no solo tendrá lugar a través de su acción sobre el terreno de la distribución de los recursos y las oportunidades, sino también en la modulación de la subjetividad y el espacio social en el que se inserta. Para el caso de la población la Legua, la historia de las relaciones del Estado con dicho territorio ilumina ciertas variaciones y continuidades que actúan como referencia base para la acción de Ini- ciativa Legua en el presente. Habría que decir que la relación Estado-territorio que se puede desprender de su historia resulta ser una intervención centralizada decidiendo verticalmente por los pobladores y, como veremos en el capítulo III de este mismo libro, sobre la di- mensión táctica de este trabajo, para los vecinos una forma de relación que continua hasta hoy. El problema que esta forma de relación plantea tiene relación con aquellas estra- tegias de transformación de los territorios que alteran las oportunidades de agencia y de actoría social, en especial cuando perdura una visión disciplinaria representan- do al vecino como carente, sin posibilidad de autonomía (Zuñiga, 2014). Ubicar a los vecinos de la legua como población dependiente se contradice y tensiona con las fuerzas históricas de organizaciones sociales autogestionadas, como son aquellas que han dado vida a la población la Legua desde sus orígenes. Es justamente sobre esta representación del habitante que se soporta nuestra lectura de una sobre inter- vención del Estado.

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