Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas
112 – Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas Actualmente se entiende que el tipo de sociedad que promueve la participación es aquella en la que está legitimado que el sistema social se construye desde los in- dividuos que la integran. Se parte entonces del supuesto que el orden social no es algo que está dado y sobre el cual no hay nada que hacer. Más bien se enfatiza la idea que la realidad es susceptible de modificarse gracias a la acción de los ciudadanos en los diversos planos sociales. En este sentido, mirar los contextos comunitarios, en especial de los sectores sometidos a condiciones de exclusión, permite identificar la relevancia de la participación de los diversos actores de la comunidad en los cambios y mejoras del entorno. Es en dichos contextos que la participación posibilita la (re) producción de prácticas de asociatividad y mutualidad orientada al mejoramiento de la calidad de vida y de la dignificación de ésta, como ocurre en la población La Laguna. Sin embargo, los niños y niñas tradicionalmente han quedado fuera del ideario de la participación comunitaria, la cual se entiende como aquella que emerge en el mundo de la vida inmediata (Martínez, 2014). Los argumentos para fundamentar la opción por trabajar en favorecer la participación de niños y niñas en contextos co- munitarios son innumerables, pero podemos sintetizar el sentido político que esto tiene para esta experiencia de investigación/creación, recuperando la idea del repre- sentante para Argentina, Chile y Uruguay de UNICEF, Egidio Crotti, quien afirmó que en las sociedades donde existe una alta participación de la población adulta, es porque esas personas, cuando niños, tuvieron más oportunidades para interactuar socialmente y expresarse. En esta misma línea, Baratta (1998) plantea que el tema infantil ha adquirido gran relevancia en los procesos de democratización que se están dando en muchos países, por lo que es importante que los autores que estudian esta materia incluyan también a la niñez en sus consideraciones. Desde esta perspectiva, las afirmaciones: “la democracia es buena para los niños, y los niños son buenos para la democracia”, son indicadoras de un intento de incluirlos como un sector relevante de tomar en cuenta dentro de la organización social. En el caso de la experiencia de trabajo realizado en el Centro Ecológico Jubaea, los niños y niñas, al expresar especial interés en actividades relacionadas con la eco- logía y una demanda por espacios públicos para jugar, se convirtieron en un actor central para abordar los objetivos del proyecto. Por ello, en esta experiencia de in- vestigación/creación se adhiere a una participación que pretende ser real, efectiva y protagónica en sí misma, pero que a su vez evidencie que es capaz de contribuir a incrementar la calidad de los aprendizajes que los/as niños/as construyen a través de metodologías participativas. La participación real y efectiva implica que se den, conjuntamente, al menos tres condiciones: (1) reconocimiento del derecho a participar; (2) disponer de las capaci-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=