Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas

108 – Vidas cotidianas en emergencia: territorio, habitantes y prácticas ausencia de una marca específica; es decir, la infancia lo puede ser casi todo y lo in- visible a la vez; “ésta es la marca de la sin marca, la presencia de la ausencia” (Kohan, 2004, p. 46). Una segunda de sus marcas es la inferioridad , frente al varón adulto, ciudadano, y su consecuente equiparación con otros grupos sociales, como las mu- jeres, los borrachos, los ancianos, los animales; “ésta es la marca del ser menos, del ser devaluado, jerárquicamente inferior” (Kohan, 2004, p. 46). La tercera, ligada a la anterior, la infancia es la marca de lo no importante, lo accesorio, lo superfluo y lo prescindente, “por lo tanto lo que merece ser excluido de la polis” (Kohan, 2004: 46), lo que no tiene en ella lugar, lo otro despreciado . Como cuarta representación está la marca instaurada por el poder: la infancia es el material de sueños políti- cos ; sobre la infancia recae el discurso de la necesidad y el sentido de la política que necesita de la infancia para erigirse en perspectiva de un futuro mejor. Es aquí donde interesa la educación como herramienta que forma a los niños/as, ya que en ella, éstos no interesan por lo que son, sino porque serán los adultos que gobernarán las polis del futuro. Las aproximaciones de Phillipe Ariès y Michael Foucault aportan elementos que permiten hacer más inteligibles las concepciones de la infancia presentes en la sociedad contemporánea. Tal como describe Kohan (2004), las tesis centrales de Ariès son dos: la primera es que, en las sociedades europeas durante la época me- dieval, no había sentimiento o conciencia de “infancia”. En efecto, a partir de una profusa fuente documental, Ariès (1981) nos muestra cómo antes del siglo XVII, pasado el estricto periodo de dependencia materna, los individuos pequeños se in- tegran totalmente al mundo de los adultos, vistiendo igual y realizando las mismas actividades. En el siglo XVIII hay cambios sustantivos: se pasa de una alta fertilidad y alta mortalidad a una baja fertilidad y baja mortalidad infantil, lo cual no necesa- riamente puede ser explicado por los avances de la medicina. Es aquí donde, según Kohan (2004), Ariès introduce su segunda tesis que sería complementaria a la primera. A saber: que a partir del siglo XVII, se va desarrollan- do un sentimiento nuevo respecto de la infancia ya que el/la niño/a comienza a ser el centro de atenciones dentro de la familia. La institución familiar gradualmente se fue organizando alrededor del/la niño/a, dándole una importancia que resultaba desconocida hasta entonces. En efecto, la pérdida de los/las niños/as se transforma en un gran dolor, ya no nacen tan seguido y resulta necesarios atenderlos cada vez mejor (Ariès, 1981). En este contexto, el Estado también muestra un interés cada vez mayor en for- mar el carácter de los niños/as. Surgen las instituciones que separan a los/as niños/as del mundo adulto, entre ellas, la Escuela. Es en este ámbito donde se puede retomar algunas ideas de Foucault (2009) para que nos pueda aportar en cómo la escuela, en tanto dispositivo de disciplinamiento, nos interpela en cuanto a la construcción de

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