Dossier N°7 del programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos de la Universidad de Chile: COVID-19, feminismo decolonial y revueltas populares

D OSSIER N°7: COVID -19, FEMINISMO DECOLONIAL Y REVUELTAS POPULARES P ROGRAMA DE E STUDIOS C OMUNITARIOS L ATINOAMERICANOS DE LA U NIVERSIDAD DE C HILE Descolonizando la subjetividad oprimida: experiencias situadas como mujer indígena Mariola Vicente-Xiloj Profesora de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales del Centro Universitario de Occidente, Universidad de San Carlos de Guatemala. Investigadora comunitaria para la Red Intercultural de Investigación (RII). Mariola.vicente@gmail.com Para citar este artículo: Vicente-Xiloj, M. (2021). Descolonizando la subjetividad oprimida: experiencias situadas como mujer indígena. Dossier Programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos N°7 . https://doi.org/10.34720/c5e9-4z65 Introducción Primero quiero agradecer a la energía del día hoy, Oxlajuj Aq´ab´al , treceava energía del Amanecer, anunciando que el amanecer viene pronto para las Naciones Originarias representadas a lo largo de Latinoamérica, Qechua, Aymaras, Guaraní, Mapuche, Rapa Nui, Pipil, Maya, Xinca, Garífuna, Ch’orti’, P’urhé echa, Rarámuri, Nahuas, Zapotecos, entre muchos otros (Red MTCI Américas, 2020). Soy Mariola Vicente Xiloj, maya K´iche´ originaria de Momostenango Totonicapán, ubicado en el occidente rural e indígena de este país Guatemala. Quiero compartir en este espacio desde mi experiencia situada como mujer indígena nacida en comunidad, criada por mi madre y padre en ciudad de Guatemala, y hoy, desde el retorno a mi comunidad indígena. Remarco que salí de mi pequeño pueblo tomada de la mano de mi madre a la ciudad de Guatemala, por los años 1975, un tiempo caracterizado por la violencia política implementada por gobiernos militares y poderes hegemónicos, que no permitirían que un movimiento maya se gestara en el país, en la búsqueda de la dignidad colectiva como herederos legítimos de estas tierras Mayas. Es decir, el Najt espacio tiempo de la memoria colectiva que como pueblo Mayab´ compartimos, cobró una fuerza y hambre muy grandes por la justicia frente a la exclusión y marginación estatal. Han pasado 45 años desde aquel día en que mi madre decidió un mejor futuro para sus dos niñas, sin avizorar que el objetivo de aquella sociedad urbana guatemalteca buscara la ladinización de sus pequeñas, lo que implicaría el robo de los más hermoso para nosotros los mayas: nuestro Maya´ na´oj o filosofía de vida. Con ello iniciaría un proceso de colonización subjetiva, que hasta la fecha continúa deconstruyéndose en mí. Esa soy yo, así me vivo, una mujer arrebatada de sus lazos afectivos comunitarios, que siempre se vivió a la deriva, entre la negación y la búsqueda de quién era y quién quería ser. Arrebatada por la pobreza, la exclusión de un estado desigual y racista. Al respecto Casaus Arzú (2004) construye un concepto de racismo apegado a esta realidad guatemalteca, donde el papel del Estado en la reproducción del racismo ha sido clave: “Es la valoración generalizada y definitiva de unas diferencias, 45

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