Dossier N°7 del programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos de la Universidad de Chile: COVID-19, feminismo decolonial y revueltas populares

propiedad de la tierra (sin abandonarlas), sino que entran en diferentes dimensiones de la subjetividad, como son los temas de la identidad, la cultura, el reconocimiento, la memoria, las representaciones del mundo, los proyectos vitales individuales y colectivos. Todos temas que tienen un fuerte impacto en la búsqueda de nuevas concepciones de sociedad que echen por tierra aquellas categorizaciones esclavizantes vinculadas al racismo, al color de la piel, al reduccionismo binario hombre-mujer, a la inferiorización indígena y afrodescendiente, al equívoco sentimiento patriótico dirigido a concebirnos como naciones europeizantes, al determinismo geográfico sobre el cual se descalifica a sociedades rurales, costeras, de montañas, de la selva, etc. La revuelta social vivida en Chile, el estallido social del 19 de Octubre el 2019, que significó al menos dos meses de convulsión social, con miles de personas en la calle y cientos de policías reprimiendo, bajo el llamado de guerra contra un enemigo interno del Gobierno de Sebastián Piñera; puso fin a un tipo de sociedad chilena, que malamente respiraba en base a los acuerdos desarrollados a puerta cerrada entre una parte de la oposición política chilena y la dictadura militar de Augusto Pinochet. Estalla la sociedad chilena, alcanzando en su despliegue casi el límite de derrumbar al gobierno. Frente a lo cual cabe plantearse la pregunta de ¿cuál es el objetivo de esta revuelta? No hay una sola respuesta, pero aquí a la luz de los coloquios realizados por el programa y los escritos que a continuación presentamos, podemos avizorar que esta es una explosión contra la sociedad neoliberal y su proyecto de éxito económico-individual, pero que también es una explosión contra el pegamento social sobre el cual se sustenta la estructura social, centrada en pilares como el patriarcado, el racismo, la inferiorización cultural, la discriminación social y la identidad conservadora del siglo XIX y XX. Es un llamado a nuevos aires, un nuevo oxígeno, eventualmente es un estallido social para echar la casa abajo y construir otra totalmente nueva. Es la expresión de no querer más una sociedad como la actual. Por tanto, no es solamente una reparación, un cambio menor o la solución de lo más urgente, sino, es un estallido para construir un nuevo mundo. Ese probablemente sea el mensaje principal de esta crisis, que se vive no sólo en Chile, sino que prácticamente en todo el planeta. No obstante el año 2020, tal vez desde la fractura por donde respira la tierra, emerge y golpea al planeta el Covid-19, el Corona Virus, una inimaginable nueva peste que en pocos meses logra contaminar todo el globo. Un virus desconocido que a la fecha aumenta una lista negra de fallecidos que ya supera el millón de vidas. Esta pandemia, con su contaminación, con la enfermedad que conlleva, obliga a tomar cartas en el asunto y reordenar la salud pública en función de detener el contagio, disponer de los equipos médicos, acelerar la administración de las vacunas. Acciones sin duda necesarias. Sin embargo, tal como plantea la discusión nacional e internacional sobre la forma de abordar la pandemia, podemos observar al menos dos cosas. Una de ellas es que las medidas, como las mascarillas y las cuarentenas resuelven la situación de la clase media, pero, deja fuera a la mayoría de la población más pobre, para quienes las cuarentenas significan no comer. Por tanto, son medidas no pensadas para el conjunto de la sociedad, sino para evitar la enfermedad sin afectar la economía. Por otro lado, una segunda cuestión, es que los gobiernos declaran el estado de excepción, 4

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