¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

88 PRIMERA PARTE E S C U E L A S E F E C T I V A S E N S E C T O R E S D E P O B R E Z A CAPÍTULO IV La enseñanza en l as escue l as e f ec t i vas Un aspecto destacable de estos profesores es que logran desarrollar sus clases con muy pocos o inexistentes problemas de disciplina. En general, los niños se mantienen involucrados en clases, siguen atentamente las instrucciones, colaboran mucho entre pares y rara vez se producen conductas disruptivas. La combinación de clases motivadoras, presencia activa del docente en el aula y uso intensivo de todo el tiempo de clases, parece ser la fórmula para diluir la tendencia de algunos niños a entrar en dinámicas de indisciplina, generalmente detonadas por su aislamiento de la actividad pedagógica. Cuando se producen problemas disciplinarios, son resueltos por medio del diálogo, apelando a reglas comunes y a la valoración de la convivencia armónica del curso. Sería equivocado pensar que esta buena relación entre profesores y alumnos es producto solamente de habilidades sociales y afectivas, y no ver en ella una condensación de lo mejor de las competencias profesionales de los maestros, largamente analizadas más arriba. Materiales didácticos con sentido formativo: de la motivación al aprendizaje Se podría decir que el uso de materiales didácticos ocupa un lugar importante en la pedagogía de estos docentes. Aunque en algunas ocasiones se constató un bajo uso de éstos, en la mayoría de las clases analizadas los docentes utilizan una amplia gama de recursos didácticos disponibles en casi todas las escuelas: textos de estudio, libros, computadores, materiales didácticos, juegos, videos, etc. Un lugar especial ocupan las guías de aprendizaje, también muy generalizadas en estas escuelas. Muchos profesores usan materiales de la vida cotidiana que reciclan e insertan en actividades formativas. Sin embargo, estos profesores no descansan en la creencia de que los materiales operen por sí solos sobre los alumnos, con efectividad garantizada, por características intrínsecas. Por el contrario, ocupan una gran cantidad de tiempo planificando su uso, seleccionando de diferentes fuentes (por ejemplo, ocupan selectivamente los textos de estudio) y elaborando o adaptando personalmente los materiales (por ejemplo, las guías de trabajo). Poner a los alumnos en contacto con otros recursos no es visto como una forma de ahorrar trabajo para el profesor, sino es parte de la característica general de alta estructuración de las situaciones de aprendizaje ya analizadas. Finalmente, aunque conocen el gran entusiasmo que produce en los estudiantes el trabajo con materiales didácticos, estos profesores logran trascender un uso meramente motivacional de los recursos de aprendizaje. La capacidad de convocar que éstos tienen es aprovechada para permitirles explorar y profundizar en los conocimientos, así como para desarrollar habilidades intelectuales superiores (investigación, análisis) y destrezas sociales y comunicacionales (dado que generalmente son usados en contextos grupales o con miras a elaborar un producto comunicable). El foco en aprendizajes relevantes es un criterio presente también en este aspecto. Preparación para el SIMCE: el entrenamiento de la calidad En algunas escuelas estudiadas, los buenos resultados obtenidos por sus alumnos en el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE) son vistos exclusivamente como la consecuencia lógica del buen trabajo pedagógico que realizan: una formación sólida y de calidad sería suficiente para garantizar altos resultados en las pruebas estandarizadas. Sin embargo, en otras escuelas, no obstante compartir su confianza en la calidad del trabajo formativo, consideran útil agregar una preparación adicional a los alumnos para rendir dichas pruebas. Así, en muchas escuelas se realizan variadas acciones destinadas explícitamente a mejorar las oportunidades de sus alumnos en el SIMCE como, por

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