¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

PRIMERA PARTE 69 G E S T I Ó N I N S T I T U C I O N A L Y P E D A G Ó G I C A E N L A S E S C U E L A S E F E C T I V A S 10. Escuelas que buscan construir una alianza con padres y apoderados En estas escuelas se incorpora a los padres y apoderados a la comunidad escolar. Ninguna esquiva a las familias de los alumnos, sino que las asume y desarrolla acciones concretas para construir vínculos con ellas. Estas acciones son disímiles y expresan visiones distintas acerca de las familias y sus posibilidades para apoyar en el proceso de aprendizaje de los hijos. La mayoría de los directivos y profesores reconocen la importancia del apoyo familiar, pero al mismo tiempo saben que éste es un proceso difícil y lento. Los apoderados también reconocen que su participación es baja y que son muy pocos los que realmente se involucran en el trabajo de la escuela. No obstante, desde su particular visión, todas las escuelas han avanzado en esta línea. La incorporación de los padres y apoderados a la comunidad escolar es una alianza que se construye. La visión de los padres: compromiso y confianza en la labor de la escuela Los padres se identifican y asumen compromisos. Las familias expresan el orgullo que sienten de que sus hijos o hijas estudien allí. Los buenos resultados obtenidos por los establecimientos fortalecen esa identificación y los legitiman en el entorno, el cual los reconoce, respeta y donde ocupan un lugar importante. Este sentido de identidad se alimenta con frecuentes actividades que congregan a toda la comunidad: festivales, aniversarios, campeonatos y actos. Lo destacable es que esta situación se aplica a cada una de las escuelas estudiadas, pese a que están ubicadas en entornos locales muy distintos. Simplificando, es posible afirmar que los entornos locales se mueven entre dos extremos. El primero, se caracteriza por una baja densidad y complejidad poblacional, por su carácter rural y relativo aislamiento de los grandes centros urbanos y de los problemas relacionados con éstos. En este grupo de escuelas existe un clima comunitario tranquilo, una historia que los une. Las situaciones de pobreza pueden ser intensas pero es una pobreza protegida, menos agresiva y dura que las urbanas. El otro extremo está marcado por la pobreza urbana y las realidades asociadas a ésta –delincuencia, alcoholismo y drogadicción– junto a una mayor densidad de población y complejidad de las relaciones sociales que se han establecido en el entorno. Los problemas sociales de la comunidad golpean a la escuela, obligándola a tomar posturas frente al medio, las cuales, en situaciones extremas, contraría las prioridades, valores y conductas que prevalecen en las familias. Lo destacable en estas escuelas es que cualesquiera sean las características del entorno local, los padres confían, creen y valoran enormemente la labor que desempeñan y reconocen en ellas una esperanza de mejores oportunidades y de movilidad social para los hijos. Para una parte significativa de los apoderados, la confianza en la escuela no significa que ellos se desliguen de la responsabilidad educativa, situación que con frecuencia se escucha entre profesores de escuelas que laboran en sectores de pobreza. En la mitad de estas escuelas, los apoderados entrevistados señalaron que ellos son corresponsables de los resultados de aprendizaje de los niños.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=