¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza
E S C U E L A S E F E C T I V A S E N S E C T O R E S D E P O B R E Z A CAPÍTULO I I I Ges t i ón i ns t i t uc i ona l y pedagóg i ca en l as escue l as e f ec t i vas 66 PRIMERA PARTE pero, en todas, aprovechar y potenciar los recursos humanos es un aspecto central de la gestión escolar. Varios establecimientos se preocupan de incidir directamente en la selección de los docentes con el objeto de incorporar a los profesionales más idóneos y aptos según las particularidades y orientaciones de cada una de las escuelas. Por esto, algunas se inclinan por profesores estrictos, o con habilidades artísticas, o con una sólida formación valórica. Lo central es que quienes seleccionan a sus profesores lo hacen con criterios y requisitos bastante definidos. Estas escuelas saben lo que qui eren y el tipo de docentes que necesitan. No obstante lo anterior, sabido es que son muy pocas las escuelas en nuestro país que tienen la posibilidad de influir en esta materia. La realidad de las escuelas estudiadas confirma que esto puede ser un punto a favor para aquellos establecimientos que requieren de un perfil docente que se adapte a sus objetivos. La asignación de los docentes a distintas funciones y tareas también es manejado racionalmente por estas escuelas, donde cada docente se desempeña en el cargo, nivel o asignatura que más le acomoda o adecua a sus propias fortalezas y debilidades. En algunas escuelas, se opta por destinar a los mejores profesores al primer ciclo, bajo el supuesto de que en esta etapa es más necesario entregar una educación de excelencia. En otras, se privilegia el hecho de que cada docente, de acuerdo a su experiencia y autoevaluación, elija la asignatura o el nivel que más le acomode. En la mayoría de los casos, la distribución por curso y asignatura se hace complementando los intereses de los profesores con sus capacidades y experiencia demostrada. Esta no es una tarea fácil. Requiere de un muy buen conocimiento por parte de los equipos directivos de las habilidades de cada docente. Los directivos de estas escuelas han demostrado una gran capacidad en este ámbito, pero han debido hacer un esfuerzo importante por conocer en profundidad a cada miembro del equipo, su trabajo, sus prácticas, sus fortalezas y debilidades. Una de las claves es el trabajo de supervisión y seguimiento que realiza cada director (o quien cumpla esta función en la escuela), lo que permite que sigan muy de cerca la labor de los profesores y puedan tomar una mejor decisión a la hora de asignarlos a las distintas asignaturas y niveles. El hecho de que estas escuelas transformen el manejo de sus recursos humanos en una oportunidad para mejorar la calidad de lo que enseñan, también se refleja en la importancia que se le asigna al desarrollo profesional permanente de los profesores. Lo importante, sin embargo, no es el número de cursos seguidos o si la escuela ha cubierto completa o parcialmente la línea ministerial de perfeccionamiento fundamental –es sabido que todas las escuelas y profesores del país pasan parte importante del año en cursos de perfeccionamiento de distinto tipo y origen– sino los esfuerzos que en cada caso se hacen para que lo aprendido sea aplicado en el corto plazo. En estas escuelas, la socialización del perfeccionamiento ha cumplido un rol muy importante. Los aprendizajes, fruto de las instancias de formación, son rápidamente compartidos entre todos los profesores, buscando un beneficio institucional. Los directivos cumplen un rol sumamente relevante en este alto nivel de perfeccionamiento y desarrollo profesional. Son justamente ellos –o alguien del equipo directivo– quienes incentivan constantemente a los profesores para que sigan perfeccionándose y otorgan las facilidades para que sea posible. El perfeccionamiento a través de instancias y cursos externos ha permitido mejorar y actualizar las prácticas pedagógicas. Sin embargo, quizás el elemento que realmente distingue el aprendizaje de los docentes en estas escuelas es que éste se produce gracias a un proceso de capacitación interna. Constantemente se generan instancias donde comparten experiencias, aciertos y errores, derivando de estas discusiones un cúmulo de aprendizajes que finalmente orientan las prácticas en el aula. En las escuelas estudiadas, este aprendizaje interno se valora y se intenta llevar a la
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