¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza
E S C U E L A S E F E C T I V A S E N S E C T O R E S D E P O B R E Z A CAPÍTULO I I I Ges t i ón i ns t i t uc i ona l y pedagóg i ca en l as escue l as e f ec t i vas 58 PRIMERA PARTE indiscutible en las 14 escuelas estudiadas. La mayoría de los profesores entrevistados declararon estar a gusto con su trabajo y que no cambiarían su escuela por otra. Hay elementos que claramente posibilitan este grado de identificación con los objetivos de las escuelas. Un primer aspecto tiene que ver con el clima familiar que las caracteriza. La convivencia al interior de los establecimientos no muestra grandes problemas ni sobresaltos que obstaculicen el trabajo educativo. En la mayoría de ellas existe una relación de muchos años entre los docentes, lo que contribuye a la generación de este clima positivo. El ambiente al interior de estas escuelas es distendido, de confianza, de aceptación de ideas divergentes, de evaluación y de crítica. El grado de compromiso que muestran los docentes también está relacionado con los espacios de participación que tienen en la mayoría de los establecimientos estudiados. Gran parte de los profesores reconoce que “ tiene la capacidad de influir en lo que ocurre en su escuela ”. Los docentes se sienten escuchados y existen los espacios para canalizar sus opiniones hacia el equipo directivo. Los directivos consultan a los profesores y las distintas instancias de trabajo conjunto se utilizan para que los docentes opinen sobre las decisiones que se toman, que van desde aspectos muy concretos (como la definición de una fecha) hasta temas más sustantivos en el quehacer de la escuela (como la reformulación de los objetivos institucionales). Un tercer aspecto relevante para explicar el sentido de la responsabilidad y el compromiso que exista es el manejo del reconocimiento al interior de las escuelas. En cada una existen signos explícitos de reconocimiento a los equipos de trabajo, a docentes y alumnos por parte del equipo directivo y también entre los mismos docentes. Las relaciones e interacciones, cuando corresponde, están mediadas por felicitaciones y señales de premio. Finalmente, la presión que ejerce la evaluación constante y seria del trabajo de los docentes, sin duda, es un elemento que ha contribuido sustantivamente a la conformación de esta ética del trabajo. Varios de los directores visitan las salas de clases y, prácticamente en todos los casos, los profesores ponen en común sus estrategias pedagógicas con el fin de conocer las buenas prácticas y limitaciones del trabajo en aula. Con esto, saben que están siendo observados por sus colegas y tratan de responder favorablemente a este juicio crítico. Esta evaluación es aceptada sin problemas por la gran mayoría de los profesores, pues se considera como una instancia que realmente aporta al desempeño personal y de la escuela en general. 2. Escuelas con objetivos superiores, claros y concretos Este es uno de los aspectos que más resalta a la hora de profundizar en las claves del éxito de las escuelas. Éstas tienen un horizonte claro y con el foco puesto en el aprendizaje de los alumnos. Dicho horizonte tiene dos rasgos destacables: apunta a una formación integral de los alumnos y presenta objetivos muy concretos y realistas. El primer elemento que distingue a la misión de estas escuelas es la centralidad que asume la formación integral dentro de sus prioridades y dice relación con una preocupación por el desarrollo sicosocial de los alumnos, por la formación de personas autónomas, con autoestima, capaces de superarse y de hacerse cargo de sus vidas a través de las herramientas que la escuela puede entregarles. ¿Pero, qué escuela no espera esto de sus alumnos? Probablemente ninguna. Lo que distingue y diferencia a estas 14 escuelas es su capacidad para concretizar y transformar en práctica ese objetivo. La formación integral deja de ser discurso y se convierte en prácticas institucionales y pedagógicas muy concretas. Por esto, en cada escuela existe un número importante de actividades extraprogramáticas, se busca que los niños aprendan mucho más que sólo los contenidos mínimos exigidos. Esta preocupación se traduce también, en varios casos, en que el fortalecimiento de la
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