¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza
E S C U E L A S E F E C T I V A S E N S E C T O R E S D E P O B R E Z A Colegio Pol ivalente de La Pintana 298 SEGUNDA PARTE los problemas se transformen en conflictos. “ Se producen problemas siempre, pero aquí existe una cultura de enfrentarlos y no negarlos, o dilatar la resolución. Hay roces, pero se aclaran. Uno no va contra la persona, sino contra la acción”, dicen los profesores. La preocupación por brindar a los profesores los recursos pedagógicos que necesitan es altamente valorada: “Acá no existe la tiranía de los sostenedores, el ahorro de $ 40 pesos en la tiza o en las fotocopias, que va al bolsillo del dueño en desmedro de los alumnos. El colegio compró mucho material actualizado que no está a la venta en librerías en Chile... lo pedimos y lo compraron” , resaltan los docentes. Por último, es destacable la instancia cinco minutos de desahogo , momento de catarsis donde los profesores pueden descargar su rabia, frustración o preocupación sin recibir la censura del grupo por la forma de expresarse. Se hacen talleres para mejorar la convivencia y en fechas apropiadas se realizan actividades recreativas con los profesores. Disciplina Cumpliendo con un requisito del Ministerio de Educación, el colegio dispone de un reglamento de disciplina redactado en 1998, pero que en la práctica no se considera. Respecto a esto, han iniciado una aproximación diferente a la tradicional. Durante el año, todos los profesores e inspectores realizaron un curso de convivencia escolar cuyo propósito fue confeccionar, en conjunto, y a partir de esta experiencia, sus normas de convivencia. “Los reglamentos de disciplina tradicionales se centran en el castigo de las conductas que transgreden un conjunto de prohibiciones. Aquí, en cambio, se parte de los valores centrales en el proyecto educacional: respeto, solidaridad, etc. Vemos cómo se va a sancionar –en sentido amplio– una actitud de respeto; cuál va a ser la consecuencia positiva cuando alguien actúe en forma destacada, en concordancia con este valor, y cuál va a ser la consecuencia negativa cuando alguien atente contra él. Y esto es para profesores, alumnos y apoderados” , explica el director. La meta es lograr que el niño internalice una autodisciplina y autocontrol efectivos que le permitan adaptarse con éxito a un futuro entorno laboral. Por lo que se pudo observar, es una meta aún lejana, ya que la conducta de los niños depende, en buena medida, de la presencia mediadora de un adulto. El colegio provee ese tipo de control; siempre hay adultos (inspectores, profesores, director) entre los niños en los recreos, entradas y salidas; los cursos no se dejan solos. Sin embargo, con este control permanente se han evitado muchas infracciones habituales en otros colegios del sector como, por ejemplo, agresiones, tráfico o consumo de alcohol y drogas en su interior. En las clases observadas tanto en 2º como en 7º básico, la conducta de los niños en la sala es bastante inquieta; guardan silencio cuando la profesora lo indica, pero tienden a ser bulliciosos y a cambiarse de lugar con frecuencia, aún durante actividades grupales en las cuales se muestran interesados. Las estrategias que se utilizan para enfrentar los problemas disciplinarios tienen que ver con las características que se encuentran en la base de estos problemas. Según los entrevistados, los niños provienen de un ambiente de mucha violencia, son impulsivos y tienen baja capacidad de concentración. Por ello, el control de tipo autoritario sería poco efectivo: “El niño no responde a los gritos, porque está acostumbrado a recibirlos en la casa, hay que quebrarle los esquemas, así que tratamos de razonar con él”, explica un profesor. En general, se conversa y se razona mucho con los niños. El modelamiento de conductas es un elemento estratégico que se encuentra permanentemente presente en la relación con los alumnos. Los profesores se expresan en forma correcta, los inspectores se identifican por su pulcra cotona blanca; hay un trato cortés entre los adultos del colegio, desde el director hasta el auxiliar de aseo, y de éstos hacia los apoderados y alumnos. Los niños, por su parte, son agudos observadores de la conducta modelada por los adultos y exigen consistencia entre lo que predican y lo que practican, antes de decidirse a aceptar su autoridad.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=