¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

E S C U E L A S E F E C T I V A S E N S E C T O R E S D E P O B R E Z A Escuela de Cul tura y Di fusión Ar t íst ica 260 SEGUNDA PARTE no se aburren en la clase, por el contrario, casi siempre están pidiéndome que conversemos tal tema, que comentemos algo. Eso es lo que le gusta a los niños y de eso yo voy sacando los contenidos. Yo planifico algo, pero a veces la planificación se me va toda abajo, porque aparece otra circunstancia y lo hacemos, nunca les digo mañana resolveremos eso”, señala una profesora. Profesores que creen en sus alumnos Además de su afecto, los profesores muestran una gran confianza en el trabajo que realizan los niños: “Mis alumnos son muy emprendedores, muy responsables, la mayoría de los niños tiene esas ganas de salir adelante. Tú pudiste darte cuenta cómo ellos trabajan, como participan. Además, el apoyo en la casa es bien importante, los papás son bien preocupados, a pesar de que no todos tienen los recursos como para estar todos los días dándote materiales, siempre están preguntando cómo van sus hijos. Eso se refleja en los niños, son súper responsables, muy cariñosos y respetuosos”, cuenta una profesora básica. Al consultar a los docentes sobre cuántos alumnos tendrán la posibilidad de llegar a la universidad o a la educación superior, apuestan a que más del 90% lo logrará. Estas expectativas positivas se nutren de lo que ellos han podido apreciar en sus alumnos y del énfasis que cotidianamente ponen en la generación de expectativas profesionales en los niños. Alumnos altamente participativos En las clases observadas en 2º básico, destaca la participación de los alumnos. La mayoría muestra un gran interés por pasar a la pizarra y contestar las preguntas de los profesores. Al mismo tiempo, reina el constante refuerzo de conductas positivas. En la sesión de lenguaje de 7º básico, es notable la disciplina con que los alumnos trabajan. Mientras elaboran su texto narrativo no se escucha ni un murmullo y, si alguien intenta conversar, los mismos alumnos piden silencio. La participación es generalizada, todos leen en voz alta sus narraciones y continuamente están levantando la mano para opinar. Esto es facilitado por el uso constante de refuerzos positivos y de felicitaciones, sobre todo, cuando deben leer en voz alta su redacción sobre sus expectativas futuras. En la clase de matemáticas de 7º básico, los alumnos no mantuvieron la disciplina observada en clase de lenguaje. Por el contrario, la conversación entre compañeros surge incluso mientras el profesor escribe en la pizarra. Como respuesta a esto, el docente refuerza las conductas positivas de los niños, sobre todo a quienes logran resolver los ejercicios en la pizarra. Términos como muy bien, excelente o ese es mi chico/a, son frecuentes en esta clase. Incorporación de juegos en las clases Durante las observaciones, llamó la atención la incorporación de actividades lúdicas como forma de agregar dinamismo a las clases. Juegos de mímica, puzzles matemáticos, carreras del saber y otros materiales didácticos creados especialmente se utilizan constantemente con excelentes resultados. En clase de lenguaje en 2º básico se incorporó un juego de mímica dentro de una de las actividades. Los alumnos debían pasar adelante a representar una acción y sus compañeros debían adivinar el verbo. En el caso de matemáticas, al final de la clase los niños jugaron al rompecabezas de fracciones. La profesora anunciaba una fracción numérica y los alumnos debían armar el rompecabezas de la fracción.

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