¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

SEGUNDA PARTE 155 E S C U E L A B Á S I C A R E P Ú B L I C A D E G R E C I A F - 1 1 4 L L A L L AU Q U É N , L A S CA B R A S aprendizaje y así poder desarrollar su intelecto, afectivo, social y moral, involucrando los valores cristianos y aquellos propios de su región y nación ”. El traspaso de esta meta a la práctica está mediado por tres objetivos centrales: elevar los logros en lectura y matemáticas, reforzar el trabajo en equipo entre los padres y la escuela y estimular la formación valórica. La formación integral a la que se apunta está inserta en la concepción de la educación como herramienta que permite la incorporación de los niños al medio, dotándolos de las habilidades necesarias para que se desenvuelvan de buena manera. Para lograrlo, se motiva a los alumnos para que ingresen a enseñanza media y sigan avanzando, idea compartida por los padres, quienes esperan que sus hijos continúen con su educación. Los objetivos de la escuela se traslucen en todos sus ámbitos de funcionamiento. Cada actor ha asumido un rol dentro del engranaje que permite la consecución de las metas propuestas. Se busca de forma consciente crear un ambiente propicio para el logro de los objetivos, búsqueda asumida por profesores, apoderados, directivos y alumnos. Una forma de asegurar el logro de los objetivos es la preocupación constante de la directora y los profesores por plantearse metas viables, coherentes con las fortalezas de la escuela, de modo de poder cumplirlas en los plazos establecidos, constituyéndose en pequeños buenos pasos (sin llenarse de objetivos que los sobrepasen y que finalmente no puedan hacerse carago). El hecho de que se planteen en conjunto las metas y objetivos los compromete e involucra en su consecución. Como consecuencia, el obtener buenos resultados se transforma en un refuerzo positivo frente al compromiso y calidad del trabajo, a través de experiencias de logro positivo. El resultado de los objetivos es monitoreado mediante un proceso de seguimiento y evaluación institucional bianual donde se revisan cada una de las metas propuestas; los objetivos no logrados se reformulan y se vuelven a intentar utilizando otras estrategias. Estos datos se hacen públicos en un acto anual al que asisten alumnos, docentes y apoderados: se da cuenta de los objetivos propuestos, logrados y no logrados, y se informa sobre las nuevas formas de enfrentar aquellos que no se cumplieron. Gestión del establecimiento: un soporte a la labor pedagógica Dentro de los ámbitos de gestión y organización, la escuela se propone cuatro objetivos con el fin de crear las condiciones propicias que favorezcan el trabajo docente: 1) Promover las buenas relaciones humanas entre todos los miembros de la comunidad educativa. Los docentes y la directora se preocupan de mantener el respeto y la buena comunicación entre profesores, alumnos y apoderados teniendo clara conciencia de que son un modelo de ello: “aquí se cuida mucho de no mostrar las diferencias entre profesores delante de los niños”. 2) Transformar los consejos de profesores en talleres participativos, donde cada miembro aporte con su opinión profesional sobre el proceso. Los profesores se reúnen mensualmente para revisar las dificultades, las situaciones problemáticas y lo que ha dado buenos resultados. Planifican, verifican los objetivos planteados y elaboran futuros proyectos. 3) Descongestionar la gestión educativa delegando funciones y responsabilidades en otros profesionales del establecimiento. Este punto cobra especial relevancia al momento de definir la división del trabajo. Las labores se reparten entre todos los docentes, concentrando la directora sólo algunas labores administrativas. 4) Planificar actividades de financiamiento para la compra de insumos. Asegurar el suministro de insumos para la escuela es un tema central, por lo cual “aquí siempre se están haciendo campañas solidarias, bingos, actividades comunales para juntar fondos para la escuela” .

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