¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

SEGUNDA PARTE 139 E S C U E L A B Á S I C A F - 3 7 6 C U N C U M É N S A L A M A N CA En 1998, el gran terremoto que afectó a la zona norte del país derrumba las instalaciones de la escuela. Con la ayuda del gobierno y la municipalidad, fue reconstruida y ampliada, quedando apta para emprender la Jornada Escolar Completa. En 1999, comienzan el programa como escuela polidocente municipal, siendo pioneros en la zona. En diciembre de ese mismo año, se acoge un proyecto para el mejoramiento del aprendizaje de los niños propuesto por el CPEIP para la comuna: el programa Escuelas de Anticipación. III. Factores del Éxito En esta escuela, una acumulación de factores concomitantes y secuenciales desencadenan una dinámica que los lleva a los buenos resultados. A continuación se describen y analizan hitos de su trayectoria en los años noventa. El P-900 y el grupo de Batuco El destacado rendimiento escolar parte con el P-900 y se incrementa en 1994, cuando un grupo de profesores de Batuco es trasladado allí por la municipalidad. Los docentes relatan que “es una localidad al interior que Cuncumén, más aislada y de peor calidad de vida para nosotros: pasábamos frío y teníamos menos posibilidades de volver a Salamanca a ver a las familias”. En pocos años llegaron desde esa localidad cinco profesores y el director, quienes reemplazaron a los antiguos funcionarios de la escuela. Todos jóvenes, con ganas de innovar y con la experiencia del colegio de Batuco, formaron rápidamente un grupo muy cohesionado. No les costó mucho hacer equipo con el resto de los docentes de la escuela, que también eran jóvenes y flexibles al cambio: “nos armamos como grupo porque los profesores que quedábamos no éramos cerrados a los cambios”, señala la actual directora y profesora en esa época. Los profesores, bajo el liderazgo del director, impulsaron una serie de medidas que permitieron mejorar el rendimiento escolar. No les bastó egresar del P-900: “queríamos ser mejores y tener nuestro lugar en la comuna, que se tomara en cuenta a la escuela de Cuncumén y la única forma para alcanzar eso era mejorando”. La personalidad y gestión del director fue uno de los pilares fundamentales en los logros alcanzados. Gran motivador, sencillo, muy humano. “Velaba por el bienestar personal de los profesores, muy bondadoso... era flexible en los permisos”, según todos. Muy abierto a la innovación y flexible con las prácticas pedagógicas de cada docente, marcó una diferencia con las gestiones anteriores. Las decisiones se tomaban en equipo, su liderazgo encauzaba el trabajo evaluando, corrigiendo y buscando apoyo. Los motivó a perfeccionarse constantemente, pidió que todo docente estuviera capacitado para hacer clases en cualquier nivel y fomentó la rotación de cursos y ciclos. “No fue un director de escritorio puesto que se paseaba por el colegio viendo que todo funcionara: la cocina, el aseo, reemplazando a profesores en el aula. Era conocedor de su gente, de sus personalidades y cómo trabajan”, recuerdan los profesores. Para el equipo docente fue un líder espiritual. Para la escuela, su motor. A principios de 2002, es transferido al Liceo 4 de Salamanca, lo que desencadena tristeza y decepción en los profesores. A cargo de la escuela, y por sugerencia del director saliente, asume la profesora de mayor antigüedad (con 23 años de servicio docente exclusivamente en el establecimiento y directora subrogante). Llegan tres profesores nuevos.

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