¿Quién dijo que no se puede? Escuelas efectivas en sectores de pobreza

E S C U E L A S E F E C T I V A S E N S E C T O R E S D E P O B R E Z A Escuela Básica Luci la Godoy Alcayaga 126 SEGUNDA PARTE Que todo alumno pueda aprender Una característica de las prácticas pedagógicas desarrolladas en la escuela es el valor puesto en “que todos los alumnos aprendan ”, frase escuchada a profesores, alumnos y apoderados. El establecimiento no tiene proceso de admisión; se eligen los primeros 28 niños que se presentan a prekinder, muchos de los cuales son hijos de ex alumnos. Casi no hay rotación de alumnos, por lo cual se realizan muy pocas admisiones en cursos posteriores. Enfatizando el rendimiento, la escuela se las arregla para que todos los alumnos adquieran los conocimientos y habilidades básicas requeridas, especialmente en las áreas de lenguaje y matemáticas. El trabajo con alumnos con necesidades educativas especiales se aborda a través de dos modalidades: quienes tienen problemas leves de aprendizaje asisten al programa de educación diferencial que contempla el reforzamiento sicopedagógico con una especialista con dedicación exclusiva. Ella atiende a 25 niños, en siete grupos de distintos niveles y en una sala equipada con materiales didácticos adecuados. Para alumnos con dificultades de aprendizaje mayores, desde 2002 se ha suscrito un convenio con una escuela especial de Coquimbo, cuyos especialistas visitan a comienzos de año el establecimiento y realizan un diagnóstico. Los niños son atendidos en la escuela por una sicopedagoga enviada desde la escuela especial y forman el grupo de integración. Ambos grupos reciben evaluación diferenciada. Adicionalmente, la escuela tiene un convenio con un centro de atención fonoaudiológica que diagnostica y trata a alumnos de los primeros años con trastornos de lenguaje y comunicación, en la jornada opuesta a su horario escolar. De este modo, según docentes y apoderados, se asegura que todos tengan las oportunidades para acceder en igualdad de condiciones a la enseñanza en las salas de clases. Que los alumnos aprendan a leer y escribir Para que todos los alumnos puedan desarrollar habilidades y destrezas básicas, la escuela ha confeccionado una organización curricular centrada en la adquisición de la lectura, escritura y expresión verbal. Actualmente, los planes y programas son aplicados en su totalidad y fortalecidos con horas extras de reforzamiento en lenguaje y matemáticas. Los alumnos tienen en promedio cuatro a cinco horas pedagógicas más que las mínimas requeridas por el ministerio, las que varían según las necesidades de cada curso. Estas horas complementarias son incorporadas formalmente a través de talleres que forman parte de la JEC. Junto a talleres de libre elección (deportivos, musicales, culturales) y talleres de sicomotricidad y socialización, los alumnos de 1 ° y 2 ° básico deben cursar el taller de lectoescritura (espacio de reforzamiento de actividades de lectura y escritura); los de 3 ° y 4 ° básico deben cursar el taller de redacción (donde crean diálogos y narraciones según sus propias vivencias respetando aspectos ortográficos y gramaticales) y los de 3 ° a 8 ° básico deben cursar el taller de estudio dirigido (espacio para realizar tareas, estudios, investigaciones, etc.). De este modo, la escuela ha extendido el horario escolar teniendo cerca de 200 horas anuales más que las 1.520 exigidas por la JEC. Como señalan los docentes entrevistados, “la mayoría de las horas extras se van al aula”. A esto se suma la supervisión constante de la jefa de UTP en al avance del programa ministerial. La organización curricular es flexible para adaptarse a los requerimientos de cada curso y, si es necesario, postergar la ejecución de otros planes para lograr la meta de lectoescritura.

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