Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional
E L S ISTEMA N ACIONAL DE A SEGURAMIENTO DE LA C ALIDAD 75 Así, el equilibrio entre la autoevaluación y la evaluación externa resulta fundamental en tanto representa una oportunidad para construir capacidad técnica en las escuelas y fomentar la rendición de cuentas profesional en el sis- tema educativo (Hopkins, 2007b). No obstante, hay riesgos asociados que es necesario prevenir. Por ejemplo, un énfasis muy fuerte en la evaluación externa puede conducir a un aumento de corto plazo en los puntajes de las pruebas, pero este aumento es temporal y va seguido de una disminución en el mediano plazo. Por otra parte, un énfasis en la autoevaluación sin contrapunto externo puede llevar a la autocomplacencia y a un desempeño muy desigual a través del sistema (Barber, 2004). Otro factor importante de contemplar es el de la frecuencia de las visitas. En contraste con las tres visitas por año a escuelas de bajo desempeño que se lleva a cabo en Inglaterra, la ley SNAC recomienda una vista al menos cada dos años, lo que puede resultar insuficiente. Equilibrio entre presión y apoyo En el marco de una reforma basada en la rendición de cuentas, el lo- gro de los estándares impone una presión importante sobre los actores, sobre todo en aquellos a los que les resulta más difícil cumplir con las exigencias. Los estándares que se definen como metas a cumplir, la información pública sobre el grado de cumplimiento de los estándares y las consecuencias asocia- das, como la publicación de los resultados SIMCE, de la clasificación de las escuelas y la firma de Convenios de Calidad, son todos elementos que ponen presión sobre los actores y al contrario de los que se pretende, pueden afectar negativamente su desempeño. Evidencias de que la presión por sí sola puede tener efectos negativos sobre el desempeño fueron analizadas por Fullan y Mascall (2000), quienes alertan sobre la necesidad de que se asegure el apoyo técnico que las escuelas necesitan para enfrentar las presiones y resolver los nudos críticos. Otros auto- res concluyen que es la utilización combinada de estrategias de presión y apoyo lo que permitiría a los actores aceptar la presión y reducir sus consecuencias adversas (Abufhele y Valenzuela, 2009). En el marco regulatorio que analizamos, el apoyo técnico que se requiere para contrarrestar la presión no ha sido abordado exitosamente, principalmen- te porque el apoyo técnico descansa sobre dos pilares extremadamente débiles. Por una parte, la supervisión tradicional del MINEDUC es de dudosa compe- tencia técnica, tiene baja capacidad de cobertura y arrastra con una tradición más ligada a la fiscalización que al apoyo técnico (Navarro et al. , 2002). Por otra, la ATE se distribuye muy desigualmente en el territorio nacional y el factor de mayor riesgo es que no se ha comprobado que sus efectos perduren más allá de la intervención de apoyo (Muñoz y Vanni, 2008).
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