Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional

P ABLO R UIZ -T AGLE 34 No obstante, el Estado carece de instrumentos legales e institucionales que sean adecuados y efectivos para asegurar y exigir que la educación que imparten, tanto establecimientos privados como municipales, cumpla con estándares de calidad. De hecho, no existe un sistema coherente de distribu- ción de competencias entre aquellos organismos públicos encargados de fisca- lizar los diversos aspectos del sistema educacional. De tal modo, se neutralizan y duplican las acciones de: el Ministerio de Educación; el Ministerio de Ha- cienda; el Ministerio de Planificación, Mideplan; los SEREMIS de Educación, quienes dependiendo directamente del Presidente de la República están bajo la tutela de los intendentes, y a su vez actúan junto a los departamentos provin- ciales de educación que están bajo su dependencia; el Subsecretario de Educa- ción; el Consejo Superior de Educación; la Contraloría General de la Repú- blica; los Municipios; las Corporaciones Municipales de Educación, cuando las hay. Por último, los tribunales tienen competencia sobre cuestiones que se someten a su consideración, especialmente cuando algún apoderado recurre a ellos a causa de un conflicto con dueños de colegios particulares o públicos municipales. Por ejemplo, los tribunales han aplicado el principio del derecho de propiedad que genera la matrícula pagada, y en algunos casos han favoreci- do a los apoderados. En otros casos los tribunales han revisado las decisiones sobre expulsión o aplicación de normas disciplinarias en colegios municipales o privados. Estas distribuciones de competencias entre múltiples y disímiles agentes producen interferencias y paralizan la acción pública, especialmente en lo referente a la fiscalización. Cada cierto tiempo se adopta una nueva fórmula de cómo mejorar la edu- cación en Chile. La idea de la primacía en la asignación de recursos a la educa- ción pre-escolar o la educación básica por sobre la educación media o superior, la idea de la preservación de la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación, o del énfasis en la municipalización para que las autoridades locales decidan en contacto con la comunidad, son algunas de las fórmulas que no han funcionado bien por las diferencias e inequidades que existen entre las distintas regiones de nuestro país y entre los habitantes de nuestra patria. Otras veces se ha propuesto aumentar o duplicar la subvención a los establecimientos priva- dos o a los colegios municipales, o fomentar más el financiamiento comparti- do, o perfeccionar el sistema de voucher , o dedicar una atención preferente a lo que sucede en el aula, o aumentar las atribuciones de los directores, mejorar la formación universitaria de los profesores, controlar mejor la disciplina escolar, disminuir la diferencia entre profesores de colegios con recursos y colegios sin recursos. Otras veces se pone de moda copiar el sistema educacional de Fin- landia, o Corea o Nueva Zelandia por sus resultados. En fin, muchas de estas “modas” a veces se presentan como políticas alternativas a la necesaria reforma

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