Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional
J ORGE M ANZI 290 que una norma de esta naturaleza haya sido sometida a discusión parlamen- taria revela un cierto grado de desconfianza de parte de los legisladores con respecto a la calidad de la formación y certificación que entregan las entidades responsables de preparar docentes. Sin embargo, aun existiendo serias razones para cuestionar la calidad de la formación que hoy reciben nuestros docentes, es importante reconocer que la verdadera solución al problema radica en un mejoramiento de esta formación y no en la autorización para que otros profe- sionales reemplacen a los docentes. A continuación describiremos las principales iniciativas que se han desa- rrollado en tiempos recientes para mejorar la formación docente. Estas iniciati- vas se inspiran en un relativo consenso acerca de la distancia existente entre los requerimientos para una buena formación docente y la realidad de dicha for- mación en nuestro país. El antecedente más relevante en esta materia, proviene de una comisión de expertos convocada por la OECD (2004), cuyo informe expresa juicios muy críticos acerca de la calidad de la formación que imparten las facultades de educación en Chile. En parte del informe se expresa: “ El débil nexo entre las reformas y la formación inicial de profesores ayuda a crear una ‘brecha de capacidad’ mayor en la fuerza docente. Esto pone a la mayoría de los estudiantes del país en clases con profesores que, no por culpa propia, han sido preparados inadecuadamente para enseñar matemá- ticas, lenguaje y otras materias, al nivel requerido por el currículo chileno . Los considerables aumentos de sueldo a los profesores en los años 1990 han empezado a atraer alumnos de rendimiento mucho más alto a las facultades de educación. Pero el currículo de formación de profesores en las universida- des no parece estar avanzando al mismo ritmo para proveer una preparación más fuerte en materias específicas o vincular los cursos de pedagogía al nuevo currículo”. (OCDE 2004, p. 291). Este comentario alude no sólo a una insuficiente preparación, sino que además, a una seria desconexión entre la preparación que se está entregando a los docentes y los requerimientos del sistema escolar. Los orígenes de estos problemas son complejos y relativamente antiguos. En ellos converge el estatus ambivalente de las carreras de pedagogía en el sis- tema universitario 1 , que determinó un escaso poder relativo de estas facultades en la mayoría de las universidades. El prestigio académico de las facultades también se ha visto negativamente afectado por la disminución del estatus so- 1 Es importante recordar como un antecedente, que pese a que ya se había establecido que la formación pedagógica fuera impartida por instituciones de educación superior, en la reforma universitaria de 1981 estas carreras no que- daron entre aquellas asociadas a las universidades.
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