Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional

B EATRICE Á VALOS 278 condiciones. No hay una entidad representativa de los formadores de docen- tes, los representantes de las instituciones escolares, las autoridades públicas, los empleadores, las universidades, que exprese necesidades y proponga polí- ticas y acciones concretas. La nueva estructura del sistema escolar –una necesaria medida para me- jorar el aprendizaje y las condiciones de enseñanza en los establecimientos educacionales– exigirá cambios bastante importantes en las estructuras y contenidos de la formación inicial docente. No se han desarrollado hasta el momento conversaciones públicas (por lo menos a nivel del conjunto de los interesados en el tema) respecto a cómo se realizará la reestructuración, cuáles podrán ser las alternativas viables considerando la diversidad existente de programas. Por ejemplo, ¿se conferirá a los cursos 7º a 10º año un sentido propio (la secundaria inferior en otros países), o se propondrá preparar un profesor de Educación Media genérico y así re-instalar el problema anterior del profesor de Educación Básica? ¿Habrá regulaciones para los programas de formación docente que orienten sobre las condiciones estructurales y de currículum necesarios para las distintas etapas de la formación docente inicial? Frente a lo anterior, y con el fin de instalar una discusión sobre políticas para la formación inicial docente, sugerimos prestar atención a tres temas cla- ves pertinentes a su calidad: regulación y apoyo; aseguramiento de la calidad; y vinculación entre formación inicial y primera inserción profesional. Regulación y apoyo a la formación docente inicial El tema fue discutido por los miembros del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación (VII.5.3. 2006) y entre sus acuerdos se pro- pició el establecimiento de una institucionalidad reguladora de la formación inicial docente “que contribuya a conectar de manera coherente y efectiva las actividades de formación docente inicial y continua y sentar bases para su desarrollo futuro en el país”. Entre las funciones propuestas se incluyó el formular políticas orientadoras, autorizar la apertura de nuevas carreras según los estándares requeridos, realizar estudios referidos al desarrollo y mejora de la formación docente, establecer las condiciones para el ejercicio docente (ha- bilitación), determinar los apoyos necesarios durante el comienzo del ejercicio docente (inducción), y en general actuar como observatorio de la calidad de la formación docente inicial y del desarrollo profesional. Es indispensable que se discuta ésta u otras opciones que permitan al Estado y a la sociedad civil regular la oferta de formación docente y apoyar su desarrollo en función de los requerimientos futuros del sistema educativo.

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