Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional

C RISTIÁN B ELLEI • D ANIEL C ONTRERAS • J UAN P ABLO V ALENZUELA 18 de docentes especializados en disciplinas para este tramo de dos nuevos gra- dos de educación secundaria. Los fundamentos e implicancias curriculares del cambio merecerían un análisis mucho más detallado; a su vez, las múltiples complejidades operacionales de esta transformación son explícitamente omiti- das por las autoras, todo lo cual invita a continuar el trabajo de “decantación” de esta enorme y hasta ahora silenciosa reforma. Fortalecimiento de la educación pública El itinerario que ha seguido en las últimas décadas la discusión nacional sobre la educación pública ha sido, en cierto modo, desconcertante. Así, por ejemplo, aunque durante los 80s la oposición política al Régimen Militar re- chazó la municipalización de las escuelas y liceos estatales, una vez en el gobier- no la Concertación ratificó la “descentralización” basada en la administración municipal de la educación. Más aun, a pesar de observarse una persistente caída en la participación de la educación pública en el sistema escolar a favor de las escuelas privadas, los sucesivos gobiernos de la coalición de centro-izquier- da optaron por una doctrina de “igualdad de trato”, que en esencia implica que al Estado chileno le es indiferente si la educación escolar es provista por establecimientos públicos o privados (doctrina que, deberíamos tenerlo claro, prácticamente no tiene equivalente entre los países desarrollados ni en vías de desarrollo). Sólo el enorme movimiento de protesta de los estudiantes secunda- rios en 2006 y las propuestas acordadas por el Consejo Asesor Presidencial ese mismo año, lograron modificar parcialmente el “clima político” con el cual los actores enfrentaban este asunto: la Presidenta Bachelet abrió la puerta para ini- ciar un proceso de renovación de la educación pública. Sin embargo, a pesar de que su gobierno propuso cambios radicales al conjunto de la institucionalidad del sistema escolar chileno, no generó la anunciada propuesta sobre la educa- ción pública. Fue la presión de los partidos políticos de la Concertación –quie- nes condicionaron su apoyo al resto de las iniciativas presidenciales– lo que hizo que viera la luz un proyecto de “fortalecimiento de la educación pública”, como una evidente solución de compromiso. En efecto, la errática tramitación legislativa de dicho proyecto ha demostrado su carácter “testimonial”. Entre- tanto, en el campo de la investigación y el debate sobre políticas educacionales, se ha ido expandiendo la convicción de que mantener la administración escolar en manos de los municipios no producirá el cambio que se necesita. La ironía de esta historia es que, mientras el reseñado proceso de deliberación y toma de decisiones tiene lugar, la educación municipal parece haber entrado en un agravamiento de su crisis, cuya manifestación más dramática es la acelerada

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