Ecos de la Revolución Pingüina: avances, debates y silencios en la reforma educacional

F ERNANDO A TRIA 178 porque alguien tiene un plan conforme al cual ha ido adoptando decisiones que segregan. El “sistema educacional”, en lo que ahora nos interesa, no es sino lo que resulta de la suma de las decisiones descentralizadas de los indivi- duos, individuos para quienes lo que ocurra con “el sistema” es relativamente irrelevante, porque lo que quieren es la mejor educación para sus hijos. Por consiguiente, aquél a quien beneficie la educación segregada tenderá a preferir un establecimiento que establezca condiciones de ingreso que le provean de una educación segregada. El resultado es perfectamente anticipable: el sistema de los establecimientos que pueden establecer condiciones de ingreso se segre- gará, adaptándose todo lo precisamente que sea necesario (con la precisión, de hecho, característica del mercado) a cada clase de individuos para la que la segregación resulta beneficiosa, de modo que en definitiva sólo aquellos para quienes la segregación no es beneficiosa (es decir, aquellos a quienes la posibi- lidad de optar a un establecimiento que establezca condiciones de ingreso no implica optar a mejor educación) se mantendrán en establecimientos que no pueden establecer condiciones de ingreso. Ahora bien, esta distinción (pue- de/no puede establecer condiciones de ingreso) es precisamente la distinción entre la educación pública y la privada. El hecho, entonces, de que el chileno sea un sistema mixto , significa aquí, en lo relevante, que es un sistema que em- puja a todo el que se beneficia de la selección a abandonarlo . Si el sistema chileno ha de evolucionar espontáneamente, parece claro hacia dónde es razonable anticipar que lo hará: hacia concentrar en la educación pública a todo el que no puede satisfacer las condiciones de ingreso de los establecimientos de la educación privada, lo que es lo mismo que decir: a los que no se benefician de la selección, lo que a su vez es lo mismo que decir: a “los pobres”. El hecho de que estas tres descripciones sean extensionalmente equivalen- tes muestra que no se trata aquí de una falla del mercado que pudiera ser corre- gida con mecanismos artificiales de estímulo al emprendimiento privado. En efecto, no se trata de que haya una demanda por selección no satisfecha, sino de que no hay demanda. La asimetría de la segregación es lo que explica esto: si uno mira a los que son perjudicados por la segregación, es forzoso concluir que un establecimiento no les ofrece mejor educación cuando establece condiciones de ingreso que ellos puedan satisfacer . Como el supuesto no es que los individuos buscan segregarse per se , sino que lo hacen en la medida en que la segregación les resulta beneficiosa, aquél a quien no le beneficia sino perjudica la segregación no tiene una preferencia por educación segregada . Luego, no es que ellos también quieran educación segregada, pero por fallos del mercado no haya oferta para ellos. En efecto, un establecimiento que impusiera condiciones de admisión que ellos pudieran satisfacer ofrecería una educación de la misma calidad que un establecimiento que no impusiera condiciones de admisión. Ésta es la razón

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