Asistencia Técnica Educativa en Chile: ¿aporte al mejoramiento escolar?

Programa Mejor Escuela 95 Por otra parte, los actores, especialmente los docentes, destacan varias virtudes del proceso de evaluación de aprendizajes de los alumnos. Los docentes valoran que las pruebas de diagnóstico efectivamente identifiquen a la población esco- lar con retraso, especialmente en el área de la lectura; también consideran que los informes de resultados son claros e informativos; además, el alto nivel de desagregación de la información les permite evaluar y planificar su trabajo de aula con mayor especificidad. El hecho de que la Fundación “devuelva” pron- tamente y con detalle los resultados de ambos procesos evaluativos (gestión y aprendizajes), es visto como una muestra de seriedad y compromiso de parte de Mejor Escuela. El segundo proceso de llegada se produce cuando, una vez sancionados el plan de mejoramiento y el plan de asesoría, se constituyen en el terreno los consul- tores encargados de implementarlo. El contacto inicial que se tiene es con el director de la escuela, a quien el consultor explica nuevamente los alcances y las metodologías del programa. Se hace una reunión con el equipo directivo y luego con los docentes para una presentación más acabada de lo que implica Mejor Escuela. Es en este momento que en las escuelas visitadas se han ma- nifestado con más claridad las resistencias de algunos actores y los prejuicios sobre el proceso de asesoría, visto más como una intervención o supervisión. Los propios consultores han experimentado este quiebre, ya que –como seña- lan– si bien la adhesión al programa es formalmente voluntaria, muchas veces la decisión de participar viene impuesta por el sostenedor, sin que exista la po- sibilidad de negociar o que las escuelas intervengan en la decisión de participar o no. El desafío del consultor es generar en un tiempo razonable el mejor clima posible, una relación de confianza que permita y facilite el trabajo. Para lograr- lo, las actividades que realizan dependen entre otras cosas de la predisposición hacia el programa. El grado en que los directivos de la escuela pueden (y quie- ren) asumir un rol de liderazgo en esta materia, define también sensiblemente el escenario en que los consultores del programa deben actuar. Las escuelas observadas contaban con equipos directivos relativamente reconocidos por sus comunidades, que tempranamente asumieron de forma positiva el trabajo con el programa, lo que ha facilitado su desenvolvimiento. En las entrevistas, se mencionaron casos de establecimientos en que los directivos, por falta de capa- cidad o poco compromiso con el programa, no han asumido ese rol, lo cual ha retrasado y debilitado el trabajo en esas escuelas. Dos cuestiones adicionales parecen críticas para lograr superar esta situación de resistencia inicial y pasar a una fase más colaborativa. En primer término, que el consultor sea capaz de validarse profesionalmente ante la comunidad de educadores. Las referencias que muchos docentes de estas escuelas tienen

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