Asistencia Técnica Educativa en Chile: ¿aporte al mejoramiento escolar?

¿Qué hemos aprendido sobre programas de Asistencia Técnica Educativa? 71 trabajo de la ATE con los docentes, y esté dispuesta a aprender y fortalecer sus propias prácticas directivas. Esto supone un establecimiento “normalizado”, sin mayores problemas disciplinarios, con un clima que favorezca el trabajo en equipo. Si el establecimiento falla en estas dimensiones, la ATE debe contar con recursos para abordar estos temas. Ciertamente, aunque el trabajo de asesoría puede llegar a involucrar de alguna manera a la escuela completa, es central poner un foco prioritario en el com- ponente pedagógico-curricular, especialmente en el primer ciclo básico y en el área de Lenguaje, trabajo que debe en definitiva comprometer a los profesores e introducir cambios en el aula. No es que los demás ciclos y áreas no sean rele- vantes, pero el carácter acumulativo del aprendizaje y la función habilitante del desarrollo del lenguaje para el resto del trabajo escolar, justifican plenamente esta prioridad. 4.2 El mejoramiento de las capacidades docentes como núcleo del mejoramiento escolar Capacitaciones oportunas y adecuadas a las necesidades de los actores de la escuela Las instancias de capacitación no solo deben ser oportunas, sino también ade- cuadas a las necesidades de la escuela y a las competencias que se desea trans- ferir. La capacitación en el marco de una asesoría ATE es generalmente provista en la misma escuela; cuando no, se trata de instancias colectivas donde grupos de docentes de una escuela comparten la experiencia. Por otro lado, su énfasis tiende a ser práctico, alrededor de la implementación de una metodología o la adquisición de ciertas competencias bien definidas. Esta combinación –ser una experiencia grupal asociada a cuestiones prácticas del trabajo escolar– aumenta las probabilidades de uso de lo aprendido. Las escuelas valoran positivamente que los asesores enfaticen la aplicación de lo aprendido en el aula y que acompañen este proceso de forma cercana. De he- cho, muchas veces la capacitación tiene un diseño “cíclico”: luego del aprendi- zaje formal, se incluye un seguimiento de la aplicación de lo aprendido y una reflexión sobre esa experiencia, para volver luego al aula. En contraste, existe cierta desconfianza (cuando no franco desprestigio) hacia la entrega de solu- ciones “solo teóricas”.

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