Asistencia Técnica Educativa en Chile: ¿aporte al mejoramiento escolar?

Asesoría a Escuelas de la IX Región 251 los 11 alcaldes de la provincia, sin encontrar eco en ellos. Imperaba la desin- formación respecto a la SEP; algunos sostenedores priorizaban la formación de equipos técnicos propios con los recursos que recibirían y, además, desde el nivel provincial, algunas voces sugerían que no era necesario incurrir en gastos adicionales, argumentando que la supervisión ministerial representaba un apoyo gratuito. La Universidad decidió apoyar financieramente el programa ATE bajo el ar- gumento –entregado por autoridades gubernamentales– de que el inicio de la SEP produciría un aumento de la demanda por servicios ATE. Con el retraso en la entrega de los recursos, el “puente” entregado por la UNAP tuvo que cubrir más tiempo del contemplado. Mientras, en paralelo, el CIP realizaba esfuerzos redoblados por diversificar sus fuentes de financiamiento, presentando proyec- tos con cargo a fondos de gestión municipal, de manera de sostener la planta de profesionales, a la vez que buscaba activamente información para orientar a los sostenedores de los colegios atendidos en las complejidades de la SEP. No obstante, el aumento de demanda no se concretaba. Hacia fines de 2008, finalmente la demanda comenzó a aumentar, hasta llegar a 20 escuelas, alcanzando el tope de establecimientos que el Centro puede aten- der sin comprometer la calidad del servicio, especialmente considerando que el modelo de asistencia aún se encuentra en construcción, con miras a crear una reputación que permita proyectar un trabajo de largo plazo. Esta trayectoria permite deducir que, en la práctica, no han operado criterios de priorización, aceptación o rechazo respecto a las escuelas. En el grupo atendido hay escuelas rurales y urbanas; de alta y baja matrícula; municipales y parti- culares subvencionadas. La mayoría de ellas corresponde al NSE Bajo, según clasificación Mineduc, y algunas al NSE Medio Bajo; solo una escuela atiende a alumnos de extracción media; distribución que en todo caso no se debe a un sesgo por parte del CIP, sino que refleja la realidad socioeconómica local. Los resultados académicos de estas escuelas son muy diversos, y entre ellas se cuen- tan también algunos establecimientos autónomos 4 cuyos sostenedores desean mejorar aspectos de su gestión institucional o curricular. Como visión a futuro, el CIP se ha propuesto las siguientes definiciones de su población objetivo: el programa ATE está dirigido a escuelas básicas de las 32 comunas de la Región de La Araucanía, de cualquier dependencia. Las escuelas deben contar con el compromiso del sostenedor en el sentido de proveer los 4 Clasificados por el Mineduc sobre la base de su puntaje SIMCE. Estos establecimientos pueden disponer de los recursos SEP de forma más autónoma que las escuelas clasifica- das en la categoría Emergente, pues presentan un puntaje SIMCE más elevado.

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