La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
96 Políticas de perfeccionamiento de los docentes en Chile 1990 - 2005: silencios y proyecciones Esta propuesta implica revisar y ponerse de acuerdo en torno a los ob- jetivos funcionales que debe asumir una política de formación continua. Para operacionalizar esto se requiere identificar las competencias desempeñadas por los docentes y las que deberían cumplir, según un diagnóstico serio del tema y de las demandas curriculares y sociales que se identifiquen. Paso siguiente es validar las competencias con criterios técnicos, políticos y gremiales, de forma que puedan traducirse en una propuesta de formación continua que contemple iniciativas de corto, mediano y largo plazo, así como los mecanismos para evaluar estas iniciativas y actualizarlas según los cambios que se vayan requiriendo. Además, pese a la “unicidad de criterio gremial”, falta una perspectiva compartida sobre el sentido y rol de la formación continua de los principales actores institucionales públicos, en términos de su incidencia en la profesio- nalización e impacto en los resultados educacionales. Si bien esta iniciativa se asocia con la puesta en marcha de regímenes salariales, para poder determinar el peso adecuado que ha de tener la formación continua, es necesario ponerse de acuerdo en estas materias para que se puedan traducir en una propuesta validada y que cumpla eficientemente su objetivo. Es preciso también estable- cer y sincronizar regímenes salariales y de incentivos con la secuencia de la formación continua y el dominio de competencias. Se identifica como externalidad positiva de esta propuesta la comprensión por los actores sociales e institucionales del sector respecto del compromiso que deben asumir con los resultados que registran y la comprensión de que se debe invertir en educación si se desea obtener resultados. 3. Mientras el perfeccionamiento docente siga siendo tratado como un fenómeno desligado de la situación contextual y funcional de la educación, su eficiencia será menor, por lo que se requiere diseñar, validar e implementar una política de formación continua de docentes. Esta debe dar respuestas de corto, mediano y largo alcance acerca de las fortalezas y debilidades de la docencia y los docentes, de las condiciones laborales y de las demandas curriculares. Ello implica ajustar las exigencias del mercado laboral a las competencias de desempeño de la profesión, así como establecer y sincronizar regímenes sala- riales y de incentivos con la secuencia de la formación continua y el dominio de competencias. Condición de esta propuesta es que se articule con las políticas de forma- ción inicial, lo que implica compatibilizar las demandas de formación inicial y continua. Para que la iniciativa en este ámbito sea políticamente viable es preciso que en su formulación y validación se busque y respete la participación amplia
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