La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
92 Políticas de perfeccionamiento de los docentes en Chile 1990 - 2005: silencios y proyecciones Falta de perspectiva compartida sobre el sentido y rol de la formación continua Esto afecta a los principales actores institucionales públicos en términos de su incidencia en la profesionalización y, de esta manera, en su impacto en los resultados educacionales. La recomposición del movimiento gremial del magisterio implicó retomar parte de esta visión sindical/reivindicativa arraigada históricamente como prác- tica gremial, lo que se tradujo en un cambio lento y paulatino hacia una profe- sionalización docente. Este factor está imbricado con la heterogénea formación de los docentes, amparada en enfoques operacionales, algunos aprendidos con anterioridad a la dictadura, pero fortalecidos por el reduccionismo al que llegó la formación de maestros en ese periodo, que derivó en una concepción de la docencia como aplicación de algoritmos y técnicas. Creciente desvaloración social de la profesión docente Las consecuencias de ello provocan que la formación continua de los docentes tenga una importancia de tercer orden. No existe adecuada incorpo- ración de los docentes y sus entidades a esta temática y no se ha diseñado una política nacional sobre la materia. Inicialmente, las respuestas fueron funcio- nales, sin visión sistémica, y luego se intentó un reposicionamiento parcial del tema que —sin embargo— no asume los principales nudos críticos. U na política de formación continua de docentes en C hile La propuesta base La generación de una política de Estado en materia de formación inicial y continua es consistente con el diagnóstico anterior. Sin embargo, la gran lec- ción para que esta política tenga un impacto significativo proviene del sistema educativo holandés, que desde principios del siglo XX posee un régimen de financiamiento a la demanda basado en un subsidio al estudiante. Es la con- dición de articulación pública de esta política, que vincula la formación y el perfeccionamiento docente con un sistema nacional que regula la carrera profe- sional, independiente de la naturaleza particular laica, religiosa o pública de la institución donde labora. Políticamente esta opción demanda un Estado activo como regulador y organizador del sistema docente en todo su sentido, y con atribuciones para cumplir su tarea. Esta propuesta depende de aspectos como la complejidad del diagnóstico y la posibilidad de generar condiciones positivas para implantar esta política. Se requiere una legitimación política derivada de la capacidad e importan-
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