La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
60 ¿Cómo mejorar las políticas de desarrollo profesional docente? variables que fácilmente podemos medir, tales como su nivel educativo y su experiencia, sino más bien de variables como su esfuerzo y dedicación y las prácticas pedagógicas que utilizan, las cuales no podemos observar ni medir directamente. 17 Sin embargo, las escalas de sueldo rígidas basadas en pocas características docentes permiten muy poca, o ninguna, diferenciación de la remuneración en función de las actividades o la eficacia de los maestros en el aula y la escuela. Por ejemplo, en Bolivia, el Ministerio de Educación paga aproximadamente la mitad de la remuneración docente bajo la modalidad de pagos globales que no están basados en ninguna característica docente, ni menos asociados al esfuer- zo o eficacia de los docentes. Las brechas salariales que afectan a las mujeres y a los trabajadores rura- les son menores en el caso de los docentes. Otra característica importante de la estructura salarial docente es que las maestras y los maestros que viven en las zonas rurales de América Latina no enfrentan la misma discriminación salarial que la sufrida por los trabajadores de otras profesiones. Manteniendo constan- tes otros factores, las mujeres que no son docentes ganan sueldos inferiores a los hombres en todos los países. Lo mismo ocurre en el caso de los trabajadores de las zonas rurales; los profesionales no docentes ganan más por trabajar en las zonas urbanas en los países examinados. En contraste, la brecha salarial entre los maestros y las maestras como asimismo entre los maestros urbanos y rurales es inferior a la de los trabajadores que desempeñan otras profesiones. Esta característica singular de la estructura salarial docente en América Latina probablemente crea incentivos para que las mujeres y aquellas personas que laboran en ubicaciones rurales trabajen como maestros. La alta proporción de maestras en comparación con los maestros, un 70 por ciento en Chile, por ejemplo, da alguna validez a esta hipótesis. Las mujeres podrían verse inclinadas a ingresar a la carrera de pedago- gía, debido a que enfrentan una menor discriminación salarial y debido a que, históricamente, la docencia ha sido una de las pocas ocupaciones disponibles para las mujeres. Pero los hombres podrían tender a evitar la docencia, debi- do a que pueden ganar más en las profesiones no docentes. La evidencia de Chile revela que, dados los mismos antecedentes educacionales y años de ex- periencia, los hombres ganan menos como maestros, particularmente quienes tienen altos niveles de educación. Las mujeres con hasta 16 años de educación (un título profesional) ganan más como maestras que como profesionales no docentes durante toda su carrera. Por su parte, los hombres ganan más como 17 Véase, por ejemplo, Hanushek (1986), Hanushek (1995), Rice (2003) y Vélez, Schiefelbein y Valenzuela (1993).
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