La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena

Debate sobre la educación chilena y propuestas de cambio 42 los recursos provenientes de ella y del Financiamiento Compartido. Respecto a este último tema, la autora tiene una posición similar a la de Beyer, en el sentido de que debe ser considerada como una política que presenta mayo- res ventajas que efectos negativos. Ella plantea que en un esquema general de financiamiento la subvención preferencial es recibida por los estudiantes vulnerables, mientras que los estudiantes que asisten a establecimientos con financiamiento compartido debiesen recibir una subvención regular con des- cuentos crecientes según el monto cobrado; complementariamente, la autora sugiere la posibilidad de generar una subvención preferencial de menor mon- to para aquellos estudiantes que no recibirán la actual subvención preferen- cial pero cuyas familias tampoco pueden realizar aportes financieros, lo cual debiese ser analizado en el marco del sistema general de financiamiento de la educación subvencionada. A pesar de algunas coincidencias con el diseño de Beyer, la propuesta de la autora presenta diferencias con la descrita previamente. Solo para mencionar las dos más relevantes, Mizala mantiene el aporte de la subvención preferencial como un importante diferencial sobre el monto —cualquiera sea este— de la subvención regular; en segundo lugar, la autora plantea que los recursos finales por estudiante con que cuenten las escuelas —aportes totales provenientes del Estado más cobros a las familias— deben ser mayores para los niños vulnera- bles que para la mayor parte de los estudiantes, de tal forma de mantener el espíritu de la tesis que sustenta su trabajo: una educación de calidad para todos los niños requiere realizar una mayor inversión en aquellos niños con menor capital sociocultural y económico. Las propuestas elaboradas por Beyer y Mizala —tales como diseñar instru- mentos que permitan mayor equidad en el grado de aprendizaje, la discusión sobre mecanismos de financiamiento que compatibilicen los recursos del Esta- do con los aportados por las familias, así como el esfuerzo de estimar la magni- tud del valor de una subvención para una educación con estándares de calidad equivalentes— abordan parte de las prioridades que están siendo asumidas con las recientes reformas legales y presupuestarias, aunque ellas no resuelven la totalidad de los principales componentes financieros requeridos para una “nueva arquitectura del sistema escolar”, que asegure avanzar hacia estándares de mayor calidad y equidad de la educación del país. En una agenda tal, deberían considerarse, al menos, otros tres temas com- plementarios. El primero está asociado al diseño financiero para abordar una reforma sustantiva a la actual carrera docente, que permita incentivar a los jó- venes más talentosos egresados de la educación secundaria a optar por carreras profesionales vinculadas al sistema escolar, al mismo tiempo que —tal como lo indica el Informe del Consejo Asesor para la Calidad de la Educación— permita

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