La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
Debate sobre la educación chilena y propuestas de cambio 38 puesta del autor en este punto. La primera es que, tal como indica Beyer, no es correcto comparar el gasto por estudiante de la educación subvencionada con el gasto de los colegios particulares pagados, puesto que una parte considera- ble del alto cobro que realizan estos últimos no está asociada a una mayor ca- lidad educacional sino a otros factores, tales como el elevado costo de oportu- nidad de los terrenos y edificaciones de los establecimientos localizados en los sectores más caros de la ciudad. La segunda corresponde a la coincidencia de este monto con el aporte que realizará el Estado a partir del año 2008 —como efecto de la subvención escolar preferencial— para el tercio de los niños más vulnerables que asistan desde pre-kínder a cuarto básico a establecimientos subvencionados, el cual alcanzará aproximadamente a 60 mil pesos mensuales. De esta forma, los principales desafíos para lograr una educación de calidad de- biesen a futuro tender a concentrarse en aspectos institucionales y de gestión, más que en la magnitud de los aportes financieros del Estado. No obstante lo interesante de la propuesta de Beyer, este omite en su análisis la escala del establecimiento, uno de los aspectos más críticos para de- terminar el costo de una educación de calidad y los requerimientos financieros agregados asociados a esta. La literatura internacional da cuenta que la mayor parte de las economías de escala en educación se producen a nivel de cada es- tablecimiento más que a una red de ellos —aunque las redes presentan una se- rie de otras potenciales ventajas—; Gallego, Rodríguez y Sauma (2007) alcanzan una conclusión similar incluso para la educación chilena municipal rural. Beyer, para estimar su propuesta, asume un tamaño de establecimiento de dos cursos por grado (26 en total) y un tamaño promedio de cada curso de 40 alumnos, ambas variables relativamente similares a los 17 establecimientos de la Sociedad de Instrucción Primaria, si bien esta tiene un promedio de 45 alumnos en cada curso. Sin embargo, el exceso de entrada de nuevos establecimientos al sistema escolar y los cambios demográficos que afectan la magnitud de población en edad escolar, han implicado que el establecimiento subvencionado promedio en zonas urbanas tenga actualmente 33 alumnos por curso y solo un curso por grado. Dado este contexto, la función de producción de educación de calidad para estudiantes de bajo nivel socioeconómico propuesta por el autor, tendría un costo mensual por estudiante de 82 mil pesos (106 mil pesos al incluir el costo de oportunidad de la inversión en capital), donde un 75 por ciento del diferencial del mayor costo se explica únicamente por el menor tamaño de los cursos. En consecuencia, de no regularse la cantidad y tamaño de los oferentes de educación financiados por el Estado, el objetivo de lograr una educación de calidad para los niños más vulnerables requerirá más que duplicar el valor estimado de la subvención —casi triplicarlo—, sin evidentes ganancias en efi- ciencia o en calidad.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=