La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
23 Cristián Bellei, Daniel Contreras, Juan Pablo Valenzuela dad de implementar procesos permanentes de perfeccionamiento docente no surge de la mala calidad de su formación inicial, sino de la naturaleza misma del trabajo escolar; a ello se suma un contexto de demandas hacia las escuelas y los docentes que son crecientes en cantidad y sobre todo en complejidad. En otras palabras, en tiempos de “reforma educativa permanente”, la existen- cia de una brecha entre las capacidades docentes y las demandas sociales a la educación está garantizada por diseño. Ciertamente, profesores más capaces y mejor formados tendrán menos dificultades para renovar sus conocimientos y competencias profesionales. Con todo, la dificultad mayor de la formación continua consiste en que la efectividad docente se basa en una compleja trama de elementos, muchos de los cuales solo se desarrollan en la práctica laboral y son difíciles de observar e identificar, más difícil todavía de medir y certificar, y muy costosos de transferir. 10 El trabajo de Sebastián Donoso incluido en este libro aborda princi- palmente este aspecto. El autor realiza una detallada y crítica revisión de la política de perfeccionamiento docente llevada a cabo en Chile desde 1990, en que distingue dos fases: durante la primera (1990-1999) considera que no existió una política de perfeccionamiento docente propiamente tal, y que las acciones más interesantes —pero limitadas— de perfeccionamiento se dieron con una orientación funcional en el marco de programas focalizados del Ministerio de Educación. La segunda fase (2000-2005) reposicionó —se- gún Donoso— al Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investi- gaciones Pedagógicas, CPEIP, como agente público líder del campo de la formación continua en el país, pero, aunque ensayó una nueva batería de herramientas, no logró resolver algunos de los problemas fundamentales, como la falta de regulación de este mercado y su desarticulación con el mercado laboral docente y la gestión educacional. La gran debilidad de esta discusión (que no es responsabilidad del autor) radica en la pobreza de la evidencia existente para evaluar la efectividad de los programas de perfec- cionamiento docente llevados a cabo en estos años de enorme activismo en la materia. Como señala Donoso, existe un vasto mercado de cursos de perfec- cionamiento docente, el cual convive con programas más sofisticados de desarrollo profesional; de hecho, el propio Ministerio de Educación ha fi- nanciado ambos tipos de iniciativas. ¿Dónde han sido mejor invertido los recursos? Según la evidencia internacional, las capacidades que los docentes necesitan adquirir tienen más probabilidades de desarrollarse en procesos 10 Para una revisión exhaustiva sobre la materia, ver Anderson, L. (2004) Increasing teacher ef- fectiveness . Unesco/IIEP; así como Elmore, R. op. cit. (especialmente “Getting to scale with good educational practice”).
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