La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena
Debate sobre la educación chilena y propuestas de cambio 22 discusiones. A su turno, el campo laboral docente (ya sea por la preeminencia del Estatuto Docente o por decisiones de los empleadores) tampoco parece ser muy sensible en términos salariales a estas distinciones. Vegas afirma que las escalas de sueldo de los docentes son comparativamente uniformes, lo que —entre otras consecuencias— beneficiaría a quienes se educaron en programas menos exigentes. Con todo, este es también un tema en el que la experiencia internacional es heterogénea y la información disponible sobre Chile, muy li- mitada. Donoso hace ver que la autonomía de las instituciones formadoras y la lógica de mercado aplicada a este campo han dejado al Ministerio de Educa- ción —responsable de las políticas de mejoramiento escolar— relativamente inerme, con poca capacidad para incidir sobre uno de los factores críticos de la calidad de la enseñanza. En respuesta a la diversidad de procesos formati- vos y en un escenario de autonomía de las instituciones formadoras, muchos países han creado o reforzado sistemas externos de acreditación de las carre- ras de pedagogía y/o instancias obligatorias de habilitación para el ejercicio de la docencia (OECD, 2005). Chile ha comenzado a moverse en la misma dirección. Luego de unos años de implementar un sistema voluntario de acre- ditación de carreras de pedagogía, en 2006 se legisló para establecer un Sis- tema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, el cual hace obligatoria la acreditación de las pedagogías. Más aún, el Consejo Asesor recomendó hacer más agresivo este mecanismo, estableciendo que las carreras cuya acreditación sea rechazada dos veces, deberían cesar sus procesos de admisión de nuevos alumnos. Complementariamente, el Consejo Asesor también recomendó instaurar un examen de habilitación como requi- sito obligatorio para obtener el título profesional docente y ejercer labores de enseñanza en establecimientos reconocidos por el Estado. Este instrumento no solo ayudaría en el corto plazo a mejorar la calidad de los entrantes a la profesión docente, sino que tendría en el mediano plazo un impacto sobre las propias instituciones formadoras, convirtiéndose en una virtual evaluación de su desempeño. También —desde la perspectiva de los alumnos— haría más riesgosa la opción de estudiar pedagogía. Ciertamente, un mayor grado de selectividad de los postulantes y estándares más altos en la calidad de las instituciones formadoras de profesores, harían menos relevante el uso de es- tos instrumentos indirectos de “control de calidad”. El tercer desafío de la política docente consiste en desarrollar continua- mente las capacidades profesionales de los profesores en ejercicio. La necesi- La experiencia del Programa de Fortalecimiento de la Formación Inicial Docente (1997-2002), más que contradecir parece confirmar este diagnóstico. Para una descripción y cuenta del Programa ver Ávalos, B. (2003) Profesores para Chile. Historia de un Proyecto . Mineduc.
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