La agenda pendiente en educación: profesores, administradores y recursos: propuestas para la nueva arquitectura de la educación chilena

200 Más financiamiento en educación y un mejor diseño de la subvención correlación alta entre ambos fenómenos). La manera de lograr esto es que la subvención máxima se retire no solo con el aumento del capital social y cultural de los estudiantes sino que con el aumento en el financiamiento compartido. La tasa de retiro tiene que ser superior a la actual. ¿Qué tan superior? Depende crucialmente de las diferencias de gasto por estudiante que se estimen adecua- das. Sostengo que estas no son muy importantes si el diseño de la subvención permite que todos los estudiantes, independientemente de su origen, alcancen el estándar de desempeño que se ha acordado como satisfactorio. En todo caso el esquema aquí planteado es robusto a otros criterios, incluso si la tasa de reti- ro es un 100 por ciento. Claro que en ese caso no hay incentivos para aportar a través del sistema escolar a la educación de los hijos. Es importante considerar que el aporte probablemente se realizará de todos modos pero a través de otra vía. Eso hace pensar que no es bueno desde el punto de vista del diseño del sistema de financiamiento que la tasa de retiro sea muy elevada. En esta propuesta, reflejada en el gráfico 3, se mantiene el espíritu actual de que si el financiamiento compartido es superior a las 4 USE la subvención es igual a cero, pero ello podría modificarse sin mayores problemas. Esto es, se podría permitir que FC superiores recibieran también subsidio y tal vez ello sea una buena idea porque permitiría una integración entre todos los subsistemas educativos. En este ejemplo, la subvención parte en un nivel que es el doble de la que ha regido para 2007 en la educación básica. Nos parece que en una primera etapa este es el piso que debe alcanzarse aunque, como señaláramos anteriormente, se requieren estudios más precisos sobre los valores más ade- cuados. En este esquema se mantienen diferencias de gasto por alumno entre niños y jóvenes que asisten a establecimientos subvencionados, pero al ser la subvención diferenciada y retirarse el subsidio público más rápidamente, las familias que aportan 4 USE gastarían en sus hijos solo un 44 por ciento más que las familias cuyos hijos no tienen FC, y no el doble como en la actualidad. En el caso de un FC de 20 mil pesos el gasto sería solo un 16 por ciento más alto y no un 58 por ciento como es actualmente. Esta mayor tasa de retiro puede eventualmente, como indicáramos, constituirse en un desincentivo parcial al FC (de hecho la tasa de retiro es superior a la que en algunos estudios de subsidios sociales se ha estimado como adecuada, esto es entre 20 y 30 por ciento). Con- vendría evaluar, entonces, un retiro más gradual, pero eso es más caro. En todo caso, es algo abierto a discusión y que está íntimamente ligado con el compro- miso futuro de recursos públicos para educación. La propuesta específica que aquí se hace, de ponerse en práctica, supone duplicar la subvención para los más pobres, duplicando el gasto por alumno y elevándolo para los que apor- tan 4 USE en un 23 por ciento, respecto del nivel actual. Para los que aportan 20 mil supone elevarlo en un 47 por ciento. Los anuncios que se han hecho

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